sábado, 15 de noviembre de 2008

India: la persecución religiosa en Orissa


Al menos 500 asesinados, aunque según el Gobierno, las víctimas son solo 31

NUEVA DELHI, martes 4 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).- Las víctimas de la ola de violencia anticristiana que ha sacudido recientemente el estado indio de Orissa son al menos 500, según ha afirmado un representante del gobierno local, confesando haber permitido la cremación de al menos 200 cuerpos, según recoge la agencia Asianews.

Esta persona, que ha pedido mantener el anonimato, reveló estas cifras a un grupo del Partido comunista de la India marxista-leninista (Cpi - Ml), que ha llevado a cabo una visita-pesquisa en el distrito de Kandhamal. Según el Gobierno, las víctimas oficiales de la violencia son solamente 31.

Entre el 15 y el 16 de octubre, el Cpi- Ml visitó las aldeas destruidas y los campos de refugiados, y encontró y entrevistó a magistrados y policías. El informe ha sido publicado en el número de noviembre de la revista "Liberation", órgano oficial del partido comunista indio.

"Además de las declaraciones sobre el número real de muertos, el informe describe también la incoherencia entre lo que asegura el Gobierno sobre los campos de refugiados y la situación real", afirma la agencia Asianews, del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras (PIME).

Según el Gobierno, en los 15 campos de refugiados -que acogen a 12.641 personas huidas de las devastaciones- hay alimentos en abundancia, doctores, medicinas, escuelas para los niños. Visitando algunos campos, en cambio, el grupo ha notado raciones insuficientes, falta de medicamentos y ninguna ayuda para las mujeres embarazadas, y describen también "una atmósfera llena de terror entre los cristianos, que temen por su vida si osan volver a sus aldeas".

"Los grupos fundamentalistas quieren alejar a las fuerzas de policía enviadas por el Gobierno central, y se están organizando en grupos armados, amenazando a aquellos que no se convierten al hinduismo -afirma Asianews-. Al mismo tiempo, los responsables de los campos de refugiados empujan a los prófugos a volver a sus pueblos, asegurándoles que la vida ha vuelto a la normalidad".

Una investigación del Cpi-Ml denuncia que el 'pogrom' contra los cristianos había sido organizado desde hacían tiempo por las organizaciones Vishwa Hindu Parishad y Bajrang Dal. Por este motivo, los comunistas piden que el Gobierno central las prohíba y las declare fuera de la ley.

Congo: genocidio silencioso ante nuestro ojos


Los Obispos del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal Congolesa (CENCO) lanzan un “grito de dolor y de protesta”, declarándose “turbados y afligidos por la tragedia humana en el este y en el nordeste de la República Democrática del Congo”.

En un mensaje enviado a la Agencia Fides, intitulado “La República Democrática del Congo llora a sus hijos, sin consuelo”, los miembros del Comité Permanente de la CENCO afirman que en el este del país se está llevando a cabo un “ante los ojos de todos genocidio silencioso”. “Las grandes masacres gratuitas de la población, el exterminio planeado de los jóvenes, los robos sistemáticos perpetrados como arma de guerra: una crueldad de una violencia excepcional se está desencadenando de nuevo contra las poblaciones locales que tan sólo piden poder vivir en modo digno en su propia tierra. ¿Quién se interesa por este drama?”.

Los Obispos critican tanto a los Cascos Azules de la ONU (“el hecho más deplorable es que las violencias se realizan ante la mirada impasible de quienes han recibido el mandato de mantener la paz y de proteger a la población civil”) cuanto al gobierno central (“nuestros gobernantes se muestran impotentes frente a la gravedad de la situación, dando la impresión de no estar a la altura del desafío de la paz, de la defensa de la población y de la integridad del territorio nacional”) y una vez más subrayan el hecho de que “los recursos naturales de la RDC alimentan la codicia de algunas potencias. En efecto, todos los conflictos se llevan a cabo en los pasillos económicos y alrededor de los yacimientos mineros”.

En el mensaje se reafirma asimismo “la existencia de un plan de balcanización que nosotros no dejamos de denunciar, conducido a través de los intermediarios. Se tiene la impresión de la existencia de grandes complicidades que permanecen sin nombre. Pedimos al pueblo congolés que no ceda nunca a la veleidad de balcanización del territorio nacional. Recomendamos que no se aprueba nunca a puesta en discusión de las fronteras internacionales del país, establecidas y reconocidas por la Conferencia de Berlín y por los acuerdos sucesivos”. La Conferencia de Berlín (1884-85) llevó a la repartición de África entre las Potencias europeas del tiempo y al diseño de fronteras entre las diversas colonias, cuyos límites han sido reconocidos como líneas de frontera intangibles de los nuevos Estados independientes de la entonces Organización para la Unidad Africana (convertida luego en la actual Unión Africana), en 1963.

Para hacer cesar el conflicto, los Obispos hacen un llamamiento a la comunidad nacional e internacional para aumentar la ayuda humanitaria a las poblaciones de los campos de refugiados; invitan a la población congolesa a “un sobresalto nacional para vivir como hermanos y hermanas en la solidaridad y cohesión nacional”; piden al gobierno congolés “que ejercite las funciones del poder para proteger a la población y las fronteras”, e invitan a la comunidad internacional a que “se comprometa con sinceridad para hacer respetar el derecho internacional”. (L.M.) (Agencia Fides)

sábado, 1 de noviembre de 2008

¿Qué ocurre en el Congo?

La fiebre del coltán: El imperialismo continúa

Coltán, materia prima para nuevas tecnologías

© afrol News afrol News -

En las provincias del este de Congo Kinshasa se encuentra el 80 % de las reservas mundiales de coltan. Allí han puesto sus ojos las grandes multinacionales, en un fenómeno que la misma Madeleine Albright denominó como “la primera guerra mundial africana”.

El Imperialismo es un concepto pasado de moda para la mayor parte de los historiadores profesionales. Se lo puede o no reconocer vigente cuando se discute “política” actual, pero son muy pocas las veces que oímos hablar “de él” en las discusiones académicas. Claro que su aceptación o rechazo, su vigencia o su reemplazo, dependen del significado que se le otorgue, y dependen, en especial de la perspectiva política (reconocida o no) del que escribe, pero en general parece ser considerada una categoría “política” o anacrónica, sin demasiada importancia para los que estudiamos historia.

Sin embargo desde nuestra perspectiva, la historia que aquí esbozamos no puede ser aprehendida en sus rasgos más importantes si no retomamos la conceptualización que hiciera Lenin a principios del Siglo XX, y que no muchos otros desarrollaran y especificaran para épocas diferentes y países del tercer mundo. Además queremos dejar en claro, en una polémica que se cierne sobre nuestras cabezas mediáticas, que el contenido que el propio Lenin dio al concepto (más bien deberíamos decir el entramado conceptual) es originaria y esencialmente distinto de los significados predominantes hoy sobre el Imperialismo, muy cercanos, quizás a las desventuras de nuestro sentido común, guiado por la simplicidad y la ideología reproductora del orden. De otra manera, recuperamos las coordenadas básicas de la conceptualización leninista para ponerla en el terreno de la lucha por la construcción (que es permanente) de nuestro sentido común, sobretodo en lo que hace a la dilucidación de lo que constituyen los rasgos más significativos del capitalismo hoy, “pues sin si estudio será imposible valorar y comprender la política actual”.

Haremos desde aquí un sintético viaje al Africa Central. Y ustedes dirán, ¿en busca del Imperialismo? No, no, no. Iremos buscando el coltan, o si se prefiere, el colombio-tántalo. Lenin, por supuesto, no sabía de la existencia de este mineral de tan grandes propiedades...mercantiles. El coltan es la conjunción de dos minerales considerados materias primas estratégicas para el desarrollo de las nuevas tecnologías.

De acuerdo a lo que parecen ser propiedades fisico-químicas “mágicas”, este mineral es fundamental para las industrias de aparatos electrónicos, centrales atómicas y espaciales, misiles balísticos, video juegos, aparatos de diagnóstico médico no invasivos, trenes sin ruedas (magnéticos), fibra óptica, etc.. Sin embargo el 60 % de su producción se destina a la elaboración de los condensadores y otras partes de los teléfonos celulares. El coltan permite que uno de los sueños occidentales se haga realidad, con él las baterías de los minicelulares de bolsillo mantienen por más tiempo su carga, ya que los microchips de nueva generación que con él se elaboran optimizan el consumo de corriente eléctrica. Después de ser usado en un principio para los filamentos de las “lamparitas”, luego fue reemplazado en esta función por el más barato y accesible tugsteno, y parecía condenado al olvido.

Sin embargo en las últimas décadas el valor volvió a preñar al coltan, volvió a darle vivacidad, a convertirlo en mercancía. Mucho más cuando se produjo el boom comercial de los teléfonos móviles que en número de 500.000 inundaron el mercado en el 2000. Desde unos años antes, sin embargo, el colombio-tantalio que era extraído en Brasil, Australia y Tailandia había empezado a escasear. La japonesa Sony, por ejemplo, tuvo que aplazar el lanzamiento de la segunda versión del juguete preferido de los niños occidentales, el Play Station, debido a este incordio. El gran aumento de la demanda ha hecho establecer un mercado ilegal paralelo en el Africa central. Nótese el resultado de esta nueva “fuerza del mercado”: 3 millones de muertos en cuatro años. Veamos.

Para muchos países africanos, a finales del siglo XX, la devaluación de los productos agrícolas, y la desertificación, provocaron una fuerte revalorización de sus recursos mineros, nueva fase del errante camino para relacionarse con el mercado internacional. En las provincias del este de la República Democrática del Congo (RDC, Zaire), consideradas por la UNESCO reservas ecológicas de gran importancia, se encuentra el 80 % de las reservas mundiales de coltan. Allí han puesto sus ojos, sobretodo en los últimos diez años, las grandes multinacionales: Nokia, Ericsonn, Siemens, Sony, Bayer, Intel, Hitachi, IBM y muchas otras. Se han formado en la zona toda una serie de empresas (muchas de ellas “fantasmas”) asociadas entre los grandes capitales transnacionales, los gobiernos locales y las fuerzas militares (estatales o “guerrilleras”) para la extracción del coltan y de otros minerales como el cobre, el oro y los diamantes industriales. Las grandes marcas comenzaron la disputa por el control de la región a través de sus aliados autóctonos, en un fenómeno que la misma Madeleine Albright llamó “la primera guerra mundial africana”.

En 1997 fue derrocado el presidente congoleño Mobutu Sese Seko, de estrecha relación con los capitales imperialistas de origen francés. Kagame (sic), actual presidente de Ruanda, quién estudió en centros militares de EE.UU. e Inglaterra, y Museveni, presidente de Uganda, país considerado por Washington, un ejemplo para las naciones africanas, lideraron la conquista de la capital de la RDC, Kinshasa, y pusieron a cargo de este país a un amigo, Laurent Kabila. En un nuevo reparto se dispusieron concesiones mineras para empresas varias entre las cuales figuran la Barrick Gold Corporation, de Canadá, la American Mineral Fields (en la que Bush padre tenía intereses) y la surafricana Anglo-American Corporation, todo ello en desmedro de las antiguas “concesionarias” francesas.

En los años transcurridos hasta hoy han disputado la guerra dos bandos no demasiado estrictos. Ruanda, Uganda y Burundi, apoyados por los EE.UU., solventados por créditos del FMI y el Banco Mundial, y ligados a varias milicias “rebeldes” con nombres exóticos (Movimiento de Liberación del Congo, Coalición Congoleña para la democracia), por un lado, y la RDC (liderada por uno de los hijos de Kabila, luego de que su padre fuese asesinado por ruandeses), Angola, Namibia, Zimbabue y Chad y las milicias (hutus y maji-maji) correspondientes, por otro. En 1999 se establecieron las líneas divisorias entre las fuerzas opuestas, en el Acuerdo de Lusaka, una suerte (siempre provisional) de reparto del territorio, a la usanza de la Conferencia de Berlín de 1885, donde las potencias europeas se distribuyeron el continente para facilitar el saqueo y explotación . Una de las posibilidades futuras es, entonces, la partición de la RDC.

Si todas estas naciones se disputan el control del territorio, desde otra perspectiva son las propias corporaciones las que están repartiéndose la zona. Se han creado distintas empresas mixtas con este fin, la más importante de las cuáles es la SOMIGL (Sociedad Minera de los Grandes Lagos) que está integrada por tres sociedades: la Africom (belga), la Promeco (ruandesa) y la Cogecom (surafricana). Todas las licencias para la compra-venta del coltan fueron suprimidas a fines del 2000. Las fuerzas militares ruandesas ligadas a la SOMIGL han logrado de esta manera evitar el “gasto” de intermediarios, controlan monopólicamente la comercialización del coltan. Sus camiones y helicópteros hacen el traslado interno. Poseen, por supuesto, sus propias compañías de transporte que son propiedad de parientes cercanos a los presidentes de Ruanda y Uganda. Utilizan los aeropuertos de Kigali y Entebe entre otros. En estas verdaderas zonas militares las compañías aéreas privadas (una de las cuales - Sabena - de origen belga, está asociada a American Airlines) ingresan armas y se llevan minerales. La mayor parte del coltan extraído (luego de ser acumulado hasta subir los precios) tiene como destino los EE.UU., Alemania, Bélgica y Kazajstán. La filial de Bayer, Starck, es la productora del 50% del tantalio en polvo a nivel mundial. Con el tráfico y la elaboración están vinculadas decenas de empresas, con participación en grandes corporaciones monopólicas de diversos países. Naturalmente “una entidad financiera, creada en 1996 con sede en la capital de Ruanda - Kigali - , el Banco de Comercio, Desarrollo e Industria (sic, BCDI) y que ejerce de corresponsal del CITIBANK en la zona , mueve fuertes sumas de dinero procedente de las operaciones relacionadas con coltan, oro y diamantes” .

Es de nuestro interés destacar cómo, para este negocio, se relacionan estrechamente los grandes capitales monopólicos de las grandes potencias con los poderes y capitales locales, a través de las formas típicas del capital imperialista : las asociaciones monopolistas de comercio, industria y bancos (organizadas a través del mecanismo de la participación, que ya destacara el propio Lenin) y la vinculación entre empresas privadas, estados y familiares del gobierno . No se trata de malas personas y gobernantes corruptos, estamos ante los mecanismos arquetípicos del imperialismo. Véase un ejemplo: “ Eagle Wings Resources (EWR) es una joint-venture (empresa de riego compartido) entre la americana Trinitech y la holandesa Chemi Pharmacie Holland. El representante local de EWR en la capital de Ruanda es Alfred Rwigema, el cuñado del presidente Paul Kagame. La ONU acusa al presidente ruandés de jugar un papel motor en la explotación de los recursos naturales de la RDC”.

Las grandes empresas financian, por supuesto, a las distintas fuerzas militares, que montadas en los preexistentes conflictos interétnicos, sostienen una guerra por el control de las minas, en la que en los últimos cuatro años han muerto entre 2,5 y 3 millones de personas. Ruanda y Uganda han diseminado unos 40.000 soldados, que cuentan con los mejores equipos, en los Parques Nacionales de la RDC, donde se hallan las reservas. Según el mismo Kofi Annan ha declarado: “la guerra del Congo se libra por el control de sus riquezas naturales”. En un informe del IPIS (investigación del Servicio de información para la Paz internacional independiente) se demuestra que las sociedades europeas y norteamericanas que comercian con el coltan contribuyen a la financiación de la guerra. Tienen un gran interés en que continúe la “inseguridad” para permanecer en el Congo a través de las tropas guerrilleras. En las minas aluvionales trabajan diariamente más de 20.000 mineros, bajo un sistema represivo organizado por las fuerzas militares y los poderes locales - de los dos bandos en disputa. Estas pagan a los trabajadores unos diez dólares por kilo de coltan (que en el mercado de Londres cotiza alrededor de 250-300 dólares) y exigen además a estos para “permitirles” trabajar que se pongan con una cucharada diaria del mágico mineral, especie de tributo en especie, con el que recaudan alrededor de un millón de dólares mensuales.

La fuerza de trabajo aquí utilizada está compuesta fundamentalmente por ex campesinos y ganaderos (luego de que se devaluara la producción agrícola congoleña para la exportación - algodón y otros productos), que se alejan por largos períodos de sus comunidades y familias, refugiados, prisioneros de guerra (sobretodo hutus) a los que se les promete una reducción de la condena, además de miles de niños de la región, cuyos cuerpos pequeños pueden fácilmente adentrarse en las minas a ras de tierra. El reclutamiento de esta mano de obra opera en una doble dimensión, mercantil y coercitiva, en un doble mercado de trabajo. Las zonas mineras y las zonas de operación militar terminan por confundirse. Las migraciones frecuentes desde otras regiones hambreadas (entre 5 000 y 10 000 personas por año) son, muchas veces, definitivas, si observamos el número de muertos. Las poblaciones vecinas reclutadas a trabajar y trasladadas por la fuerza, sirven de cantera de mano de obra para esta empresa capitalista; hostigadas por grupos armados han abandonado sus residencias o se han convertido en mineros. Estos trabajadores rescatan coltan de sol a sol, y duermen y se alimentan en la selva montañosa de la zona. Se reproducen en las comunidades y en la selva por sus propios medios, alimentándose elefantes y gorilas autóctonos, mientras las guerrillas comercializan cueros y marfil.

En otros términos: el capital, por lo tanto, no se encarga de la totalidad de la reproducción de esta fuerza de trabajo, que además de aportar en la producción de plusvalía (del coltan), aporta una especie de renta en trabajo metamorfoseada. Superexplotación: los mineros dan valor al coltán con su trabajo, pagan un tributo al estado local y además trabajan para conseguir los medios de supervivencia, alimento y refugio. Superbeneficio para el capital invertido que obtiene tasas de ganancia exorbitantes, realizadas con el sustento indispensable de la represión y el trabajo forzado. Como es tradicional en África, el racismo, la xenofobia y la ideología discriminatoria en general, son esenciales para el funcionamiento de este doble mercado de trabajo (asalariado y forzado - no libre). Aquí se monta específicamente en los conflictos interétnicos: son reclutados en especial los pigmeos y los hutus.

El capital imperialista que desde siempre (sobretodo desde la colonización de África a fines del siglo XIX) contó con el poder local, sostenido “consuetudinariamente”, para la provisión y reproducción de mano de obra barata, encuentra a través de los mecanismos descriptos, una forma de su “actualización” (neocolonización dicen algunos). El trabajo forzado fue abolido por ley luego de la independencia, en la mayoría de los países africanos, pero como está sostenido en las particulares relaciones de poder consuetudinario de obediencia al jefe local, continua existiendo. Salongo lo llaman en el Congo actual. Los funcionarios de los estados locales asumieron históricamente, por supuesto, funciones de policía. Cuando los campesinos o los niños no acuden a las minas por el simple atractivo de los dólares, allí está la compulsión estatal-policial como forma alternativa de reclutamiento. Mercado y fuerza no son aquí contradictorios.

La patronal de las grandes empresas, los gobiernos de la región y los organismos internacionales “explotando la contradicción de la superexplotación” pretenden jugar el rol de mediadores entre los semiesclavizados trabajadores y las bandas militares xenófobas. La ONU propone un embargo provisorio de la mercadería. Mientras tanto las ONGs y los ecologistas denuncian ¡la extinción de los monos! En lo que constituye un sentimiento humanista maravilloso, titulan: “Los teléfonos celulares agravan la situación de los gorilas del Congo”. Y quieren que las mismas empresas que acumulan su capital aquí a sangre y fuego ¡inviertan en proyectos de ayuda para el tercer mundo!. En Angola y en Sierra Leona el tráfico de diamantes financia y necesita de una guerra muy similar desde hace años. Hace unos meses, el 30/7 de este año se celebró una fantochada de acuerdo de Paz entre Kagame y Kabila. ¿Quién fue el intermediario? El vicepresidente de Sudáfrica, país capitalista de primer orden, de donde provienen muchos de los capitales que explotan las minas congoleñas. Se regularán quizás, es decir, se legalizarán, las relaciones de explotación. Pero la masacre continua.

Guerra múltiple (económica, civil, interétnica, regional pero también solapadamente interimperialista o intraimperio como dirían algunos) y saqueo sistemático, nos hablan de un proceso de expoliación y proletarización (muchos no han conservado ni siquiera la vida), de acumulación primitiva de capital, continuamente renovada, que asume formas específicas en los países del tercer mundo: trabajo forzado, reclutamiento, endeudamiento, doble mercado de trabajo, propiedad de la tierra de hecho garantizada por las fuerzas armadas. Las multinacionales no han necesitado aquí muchos planes de modernización, se benefician de la fuerza de trabajo casi gratuita, un ejército industrial de reserva que vive en una pauperización absoluta en muchos casos. Esto, como es evidente, limita las posibilidades de desarrollo de un mercado interno y de una burguesía industrial local. Sólo quedan para ésta el control del comercio ilegal de armas y materias primas. La llamada transferencia de valor de la periferia hacia el centro significa que de la totalidad de la plusvalía producida en estos países, a costa de millones de muertos, las grandes multinacionales, acaparan la mayor parte, justificadamente de acuerdo a la concentración de sus capitales.

“Las crecientes necesidades de la industria tecnológica del mundo han creado graves conflictos en los países menos desarrollados” nos dice el rotativo canadiense The Industry Standart, en un comentario que es aplicable a cualquier época por lo menos desde el siglo XIX. Los países capitalistas periféricos reciben en el reparto mundial funciones específicas en beneficio de los grandes capitales monopólicos .

La tasa de ganancia media se regula a nivel del Mercado Mundial, y para cada época, depende en especial de las ramas industriales de punta, que funcionan como motor de la acumulación del resto. Hoy el coltán es fundamental para que muchas de estas industrias “de punta” rindan sus frutos. En este sentido la explotación de las minas africanas, que el mismo Pentágono considera estratégicas, son fundamentales para la reproducción del capital imperialista globalmente considerado. Esta forma monopólica del capital, que en una lectura atenta del libro de Lenin, constituye el rasgo más importante en la definición del Imperialismo, organiza en la República Democrática del Congo y en muchos otros países, militar, política y económicamente, la vida de las masas proletarias de ayer y de hoy. Aquí reside, a nuestro entender, la clave de la actualidad y la pertinencia del concepto. El imperialismo es fundamentalmente una forma específica de organización de la producción y reproducción del capital y del trabajo, y no tanto la hegemonía de una nación sobre otras. Necesita en este sentido del Estado (de los estados) más allá de si estos asumen o no rasgos nacionales.

Sobre la tumba de los 2000 niños y campesinos africanos que mueren por día en el Congo, podemos, distraídos, seguir usando nuestros celulares.

jueves, 16 de octubre de 2008

Fundamentalistas hindúes atacan a cristianos en el estado de Orissa

La segunda mitad de agosto ha sido sangrienta para la Iglesia católica en el estado indio de Orissa. Por ataques de los extremistas hindúes, al menos doce cristianos resultaron muertos, unos diez mil están en campos de refugiados o escondidos en los bosques, y ha habido asaltos y quema de iglesias, centros sociales, conventos y orfanatos. En un gesto sin precedentes, la Iglesia católica cerró un día las 25.000 escuelas y centros que regenta en el país para llamar la atención sobre la violenta persecución. La Santa Sede en un comunicado y el Papa en unas palabras al término de la audiencia del pasado miércoles han pedido que se ponga fin a la masacre de cristianos en Orissa.

Las violencias se desataron a raíz del asesinato el 23 de agosto de Swami Lakshmananda Saraswati, líder de la asociación fundamentalista hindú Vishwa Hindu Parishad, asesinato que sus seguidores atribuyeron a los cristianos. Los obispos católicos condenaron en un comunicado el asesinato de Saraswati y de otros cinco seguidores, que tuvo lugar en un distrito dominado por pueblos tribales. Pero el Vishwa Hindu Parishad convocó manifestaciones y lanzó a grupos de fanáticos al grito de “Matad a los cristianos y destruid sus instituciones”.

En Orissa, un estado de 36 millones de habitantes, el 94% son hindúes y solo el 2,8% cristianos. Miles de hindúes pobres de castas bajas se han convertido a otras religiones, también al cristianismo. Estas poblaciones tribales están atrapadas en el rígido sistema de castas hindú, y a menudo son explotadas por los habitantes urbanos. Pero los fundamentalistas hindúes se oponen a estas conversiones, que descalifican como forzadas y alentadas con ayudas materiales.

Los obispos católicos rechazan estas acusaciones de “proselitismo” y recuerdan que llevan muchos años trabajando en favor de la población tribal, despreciada por las clases superiores. Seis estados de la India han aprobado ya leyes anticonversión impulsadas por fundamentalistas hindúes, para disuadir a los que quieren abrazar el cristianismo (cfr. Aceprensa 17-01-07).

En Orissa tiene una particular fuerza el nacionalismo hindú, sobre todo a través del Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS). Este inspira a muchos grupos fanáticos ligados políticamente al Bharatiya Janata Party, partido nacionalista hindú actualmente en la oposición en el gobierno nacional.

Las noticias que recoge AsiaNews sobre los ataques dan muestra de la crueldad del fanatismo hindú: una misionera laica fue murió quemada en el incendio del orfanato que regentaba; otro sacerdote que estaba en el orfanato quedó gravemente herido. Tres cristianos murieron asfixiados al ser incendiadas sus casas. Una religiosa del Centro Social de Bubaneshwar fue violada por los extremistas antes de dar fuego a todo el edificio. Las religiosas de la Madre Teresa de Calcuta fueron atacadas a pedradas por un grupo de militantes hindúes. Varios sacerdotes y religiosas han tenido que huir.

Según los datos proporcionados por los obispos católicos, ha habido al menos doce muertos y dos heridos graves, 41 iglesias (entre católicas y protestantes destruidas), centenares de casas de cristianos dañadas y han sido devastados cuatro conventos, cinco alojamientos para jóvenes, y seis centros sociales, entre otros daños.

La policía impuso un toque de queda en el distrito de Kandhamal para intentar frenar las violencias, pero los ataques contra los cristianos continuaron. La intervención de tres mil policías ha contribuido a mejorar un poco la situación.

Con el gesto simbólico de cerrar un día sus instituciones y convocar manifestaciones, la Iglesia católica ha querido “despertar las conciencias de los ciudadanos indios”, según el cardenal Osvaldo Gracias, presidente de la Conferencia Episcopal de la India. “La protesta quiere recordar la masacre de los cristianos en Orissa, agudizada por la incapacidad del gobierno central para frenar las violencias, mientras en el país crece un sentimiento anticristiano y hay fieles que son torturados y asesinados”, dijo el cardenal.

La comunidad cristiana ha recibido muestras de solidaridad de musulmanes del país y de una parte del mundo hindú, que condena los ataques de los fundamentalistas.

La Santa Sede reaccionó con un comunicado de la Oficina de Información publicado el día 26 en el que expresaba su solidaridad a las Iglesias locales y a las congregaciones religiosas afectadas, y condenaba estos actos “que atentan contra la dignidad y la libertad de las personas y comprometen la convivencia civil pacífica". Benedicto XVI intervino personalmente al fin de la audiencia general del día 27, para expresar su “profunda tristeza” por las noticias sobre la “violencia contra las comunidades cristianas del Estado indio de Orissa”, y también por el “deplorable asesinato del líder hindú Swami Lakshmananda Saraswati”. El Papa expresó su solidaridad a los cristianos víctimas de la violencia y pidió a las autoridades políticas y religiosas que trabajen juntas para restablecer la armonía y la convivencia pacífica entre las diversas comunidades.

Estos ataques contra los cristianos en Orissa, en la costa este de la India, son un nuevo episodio en una serie de violencias protagonizadas por extremistas hindúes. El anterior tuvo lugar el pasado diciembre, con un balance de cinco muertos, incendios de cincuenta iglesias y destrucción de cuatrocientas viviendas de familias cristianas (ver Aceprensa 30-01-08).

Otro hecho luctuoso tuvo lugar en el estado de Andhra Pradesh, donde el 16 de agosto fue asesinado el sacerdote carmelita Thomas Pandippallyil, de 38 años, cuando iba a un pueblo a celebrar la misa dominical. Según informa AsiaNews, el cadáver del sacerdote presentada diversas heridas en el rostro, tenía las manos y pies cortados y los ojos arrancados. “El Padre Tomas es un mártir –ha afirmado Mons. Marampudi, arzobispo de Hyderabad, capital del estado. La Iglesia india está impresionada y profundamente dolorida por este bárbaro asesinato, consecuencia del creciente clima de intolerancia y de violencia contra los cristianos en el país”.

En una manifestación celebrada en Hyderabad, entre dos mil y tres mil cristianos, de todas las confesiones, protestaron contra el asesinato del P. Pandippallyil. Los manifestantes pidieron al gobierno mayor protección frente a los ataques de grupos radicales hindúes, cada vez más frecuentes.

Fuente: Aceprensa

miércoles, 9 de julio de 2008

No relacionar religión y violencia


Sunday, Apr 20, 2008

Líderes religiosos y civiles internacionales invitan a no relacionar religión con violencia

Firman la «Declaración de Montserrat»

MONTSERRAT, jueves, 10 abril 2008 (ZENIT.org).- El mediodía de este jueves se celebró en el Monasterio de Montserrat un acto con personalidades internacionales procedentes de diferentes tradiciones religiosas y de la sociedad civil para afirmar que «las religiones no deberían ser nunca más origen de confrontación, y sí de conciliación».

Los firmantes de la llamada «Declaración de Montserrat» han reclamado la implicación de la sociedad civil, que debe exigir a las autoridades que emprendan acciones, así como la de gobiernos y las organizaciones internacionales, y la de los líderes políticos y religiosos, para que refuercen su papel como «actores de la paz y la comprensión mutua».

Entre los firmantes se encuentran Mohammad Jatami, presidente de la Fundación para el Diálogo entre Civilizaciones y ex presidente de la República de Irán; Aram I, Catholicos de Cilicia de la Iglesia Armenia Ortodoxa y presidente del Consejo de Iglesias de Oriente Medio; el rabino francés René-Samuel Sirat; Federico Mayor Zaragoza, presidente de la Fundación Cultura de Paz y ex director general de la UNESCO; William F. Vendley, secretario general de la Conferencia Mundial de Religiones para la Paz.

En la declaración se lee que «la información engañosa sobre el origen de los conflictos reclama un análisis inequívoco sobre la relación entre los sentimientos religiosos y la violencia, para avanzar hacia la construcción de paz mediante la prevención y la resolución pacífica».

«Si no analizamos y damos a conocer de un modo esmerado esta relación, algunos medios de comunicación y muchas personas de cualquier parte del mundo continuarán pensando y percibiendo que la religión es, a menudo, la que alimenta la violencia».

Ya en 1994, en Barcelona, tuvo lugar una reunión entre los representantes de diferentes creencias y organizaciones religiosas en la cual los participantes llegaron a la conclusión unánime de que las religiones, basadas en valores compartidos como la fraternidad, la solidaridad humana y el amor, «no deberán ser nunca jamás origen de confrontación sino de conciliación».

Ahora, los signatarios de esta Declaración afirman que «los conflictos dramáticos e inacabables de Oriente Próximo, como también los acontecimientos trágicos que han tenido lugar recientemente en otros lugares del mundo, requieren soluciones desde la toma de conciencia, del compromiso y de la implicación de la sociedad civil, que debe exigir a las autoridades que emprendan acciones y adopten medidas políticas».

Así, piden «superar las ideas falsas, los estereotipos, el lenguaje tendencioso y los conceptos que difunden los medios de comunicación y a menudo reproducen los líderes irresponsables. Debemos rebatir las actitudes que propagan la idea de un vínculo entre religión y violencia, extremismo e incluso terrorismo».

«Por lo tanto, reunidos en la edificante montaña y abadía de Montserrat, y dentro del marco del 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, reconfirmamos nuestra adhesión plena a los principios ratificados en la Declaración, como también en otros documentos y acuerdos internacionales, que garantizan el derecho y el pleno respeto a la libertad de religión y otras creencias, y promueven el diálogo y la interacción con personas de otras afinidades e identidades, sean creyentes o no.»

«Destacamos la importancia que tienen hoy las identidades, las cuales, dejando aparte los extremismos, constituyen la base más poderosa para crear un modelo efectivo de coexistencia internacional».

Por Miriam Díez i Bosch

martes, 8 de julio de 2008

¿Por qué hay tan pocos políticos cristianos?

Responde el ex presidente italiano, Oscar Luigi Scalfaro


El problema del compromiso de los cristianos en política estriba en su falta de formación, constata el ex presidente de la República de Italia, Oscar Luigi Scalfaro.

Nacido en 1918 en Novara, Scalfaro interrumpió su carrera como magistrado al ser elegido tras la segunda guerra mundial para participar en la Asamblea Constituyente que redactó la actual Constitución Italiana.

Ha desempeñado numerosos cargos de gobierno desde 1954, entre los que destaca su contribución decisiva al final del terrorismo en Italia cuando fue elegido Ministro de Interior en 1983. Ha sido presidente de Italia de 1992 a 1999.

En esta entrevista concedida a Zenit, comenta la Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política recientemente publicada por la Congregación para la Doctrina de la Fe.

--¿Por qué hay tan pocos cristianos bien formados en política?

--Scalfaro: Yo comenzaría con una afirmación de principio. Según el derecho natural, ratificado por muchas constituciones, la tarea de educar y formar a los jóvenes, a los niños, no es un derecho de los maestros de escuela. Reciben este derecho por «delegación». El derecho/deber de formar al ciudadano corresponde, en primer lugar, a los padres. ¿Cuántos padres son capaces de dar esta formación? Desde mi punto de vista muy pocos. Cuando está estudiando un joven sus padres hacen todo lo posible para disuadirle de tomar compromisos políticos. Y, cuando comienza a trabajar, le dicen: «si te metes en política, te vas a meter en problemas. ¡Te van a despedir del trabajo!».

La otra entidad que tiene el derecho/deber de formar, por razón divina, es la Iglesia. Tiene el derecho de formar al cristiano como persona individual, como componente de la familia, como hombre que trabaja, que estudia, que se divierte...; como hombre que participa en la comunidad en la que tiene derechos y deberes. La Iglesia es apta para formar, pero, ¿lo hace? Me permito decir que la Iglesia tiene lagunas en este campo. Tiene muchas lagunas.

--Usted ha tenido un papel decisivo en el Partido de la Democracia Cristiana en Italia. ¿No cree que hace falta también hoy un Partido abiertamente cristiano?

--Scalfaro: En este momento, el cómo no me interesa. No me interesa el hecho de que haya que crear o no un partido confesionalmente católico. Lo que me interesa es que cada ciudadano cristiano viva su condición de ciudadano en cuanto cristiano. Esto es lo que realmente me interesa, pues el Señor no juzgará a un pueblo, sino a personas individualmente. Y no podré decir: «como nadie se comprometía, por tanto, yo tampoco me he comprometido». Lo importante para el Señor es si he cumplido mi deber. La gran cuestión es que los creyentes comprendan que no es suficiente con tener ideas sanas. No basta decir que el Evangelio vale para todos los tiempos. En dos mil años, no ha envejecido ni una sola de sus palabras. El Evangelio vale para todas las personas y para todos los pueblos. Vale para los Estados y los gobiernos. Vale para las organizaciones internacionales. No es posible creer y no servirse de él. No se puede decir: no me sirve de nada, pues hoy ya no sirve. El Evangelio tiene la capacidad de resolver los problemas internacionales o nacionales de todo tipo. La cuestión hoy día consiste en volver a comenzar con paciencia a mostrar ya desde la catequesis que hay un problema de formación.

¿Hay un modo cristiano de ser médico, abogado, agricultor, chófer? Si hay una manera cristiana de ejercer una profesión, ¿no habrá también una manera cristiana de hacer política? Si no la hay, entonces mejor acaba y vámonos. Y si es así, ¿tendremos que quedarnos mirando con los brazos cruzados y rezando? No, no es suficiente. Ciertamente es indispensable rezar, pero no es suficiente, cuando existe la posibilidad de hacer algo.

--El documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe explica que existe una laicidad en la vida pública; es decir, en política son los laicos quienes tienen que tomar las decisiones, no los pastores, sus obispos. ¿Cómo ha vivido usted este principio?

--Scalfaro: El obispo no puede decirle a un cirujano cómo tiene que operar. No le puede decir a un abogado cómo tiene que ejercer su profesión. En la Universidad católica nos enseñaron la ética profesional. Después, cada quien hace su trabajo: abogados, psicólogos, etc. Nos han dado un metro. A nosotros nos corresponde tomar las medidas de cada cosa, cada día, llevando siempre el metro en el bolsillo.

En este sentido, es importante encontrar personas que ejerzan su profesión como cristianos, que se convierten en ejemplos, personas que nos muestran con su vida que creen.

Lo importante, por tanto, es preparar al cristiano a ser cristiano, recordando que la gracia de Dios existe y que no tenemos más que acogerla. Y, como si no fuera suficiente, se da un milagro curioso, pues Dios responde a todas nuestras exigencias: dado que el amor no es hijo de la lógica, el amor de Dios tampoco es hijo del raciocinio. Entonces, Dios, que por sí sólo es más que suficiente para cada uno de nosotros, nos ha dado también a su madre. No es lógico, pero así es la lógica del amor de Dios.

--Cristo, ¿puede ser un modelo para los políticos de hoy?

--Scalfaro: La Iglesia ha utilizado siempre una terminología que no me gusta. No habla de vida «política» de Cristo; habla más bien de vida «pública». Es lo mismo, pero preferiría que se hablara de vida política. ¿Por qué murió Cristo? Suelo preguntarme: si Cristo hubiera hablado de la resurrección, que muchos no aceptaban, ¿le hubieran matado? ¿Por qué le mataron? Porque dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!». Siete veces. Los escribas y fariseos eran los que mandaban. Atacó al mundo que mandaba. Y, ¡con qué palabras! «Sepulcros blanqueados». A mí no me gustaría que me llamaran sepulcro blanqueado. «¡Serpientes, raza de víboras!». Palabras de una fuerza increíble. Otro pasaje es el de los vendedores expulsados del templo. Le mataron a causa de esta vida política.

Para entenderlo podemos ver también el ejemplo de María. María siguió a Cristo en toda su vida pública. ¿Quién estaba junto a la Cruz? María. «Stabat» (estaba de pie), dice el Evangelio de Juan. Es uno de los términos políticos más fuertes. En realidad, habla en plural, pues había varias mujeres. Pero este «stabat» es sobrecogedor, pues muestra cómo en la vida --y quizá de manera particular en la vida política-- hay momentos en los que cada uno tiene que estar de pie junto a la cruz.

--¿No cree que es demasiado idealista? ¿Un político puede realmente vivir todo esto?

--Scalfaro: Hemos tenido hombres del «stabat», como Alcide de Gasperi. Si pensamos en Europa, se puede mencionar a Robert Schumann, cuya causa de beatificación se encuentra en fase avanzada. Pensemos también en Giorgio La Pira.

--Estos hombres vivieron inmediatamente después de la segunda guerra mundial. Después de esta guerra, particularmente devastadora, parecería que se dio una especie de despertar moral en la sociedad que favoreció la misión de estos hombres. Pero, ¿hoy?

--Scalfaro: ¿Hace falta que haya millones de muertos y que ciudades enteras sean destruidas para repudiar la guerra, como lo hace el artículo 11 de la Constitución italiana, redactada después de la guerra? Y, 50 años después, ¿hay que volver a comenzar de nuevo? ¿Somos tan primitivos, analfabetos y mezquinos?

En el paraíso podremos hacerle muchas preguntas a Dios. Yo le preguntaré: «Señor, ¿has dado las gracias a Nerón, a Diocleciano? Quitaron el polvo a la Iglesia de la época al matar a numerosos cristianos, y dando así nueva vida a la Iglesia». En el paraíso creo que hay varias categorías de santos. Están los santos de la pobreza: santos de la pobreza interior --el primero entre ellos san Francisco de Asís-- y los que han ayudado a los demás a ser pobres --entre ellos estará «san» Napoleón Bonaparte, que al quitar a la Iglesia sus bienes la purificó-- [sonríe...].

--Usted desempeñó un papel decisivo en los años del terrorismo en Italia, pues fue ministro del Interior. En el caso del terrorismo, donde se da la tentación de saltarse la ley y la moral por el bien del Estado y de todos, ¿cuál es la lección que usted sacó en esos años?

--Scalfaro: La primera lección es que es un error hablar de «guerra al terrorismo». Para luchar contra el terrorismo, son suficientes las operaciones de policía; eso sí, quizá con centenares de miles de hombres, pero la concepción es diferente. La guerra involucra a un pueblo y a un Estado. Pero, cuando luchamos contra el terrorismo, por ejemplo en Afganistán o Irak, todos los que son asesinados, ¿son terroristas? ¿Mueren a causa del terrorismo?

Lo primero que hay que hacer en la lucha contra el terrorismo es hacer alianzas con aquellos que quieren combatir el terrorismo. Cuando era ministro, siempre dije que en la lucha contra el terrorismo nadie gana solo. Decía a los gobernantes de Europa de aquel momento: si un país es sacudido por el terrorismo, lo seremos todos. La primera lección, por tanto, es la creación de una gran alianza para luchar de manera lícita, sí, pero hasta el final.

La alianza recoge informaciones. Si estoy aliado con otros países, les comunico noticias que me llegan, aunque no sean más que rumores. Digo todo lo que sé y los demás me dicen todo. Es la primera defensa, una defensa enorme. Cayeron las Torres Gemelas de Nueva York y, ¿nadie sabía nada? ¿Cuántos han reconocido que nosotros formamos a esos pilotos? Se puede constatar, por tanto, una falta de atención y, por tanto, de defensa, que comienza por la razón y no pegando tiros.

Nosotros buscábamos escondites de terroristas y así pudimos encontrar las alianzas que se daban entre los terroristas. Entonces advertíamos a los gobiernos. Cuando era ministro, encontramos un escondite de terroristas que estaban en relación con el IRA de Irlanda del Norte. De hecho, se da una solidaridad entre terroristas. Esta labor sirve para prevenir y combatir.

Por último, hay una cuestión, que en realidad está antes que todas las demás: ¿de dónde viene esta enfermedad? No sirve de nada hacer muchas cosas si no se comprende de dónde nace esta enfermedad. Hay demasiados ricos y demasiados miserables. No digo pobres, digo miserables, pues la dignidad de la persona es herida. La persona que no tiene nada para comer, que no tiene nada para vestirse, es aniquilada. Estas injusticias son peor que un arsenal de bombas atómicas. Pueden explotar en cualquier momento. Si no comprendo la enfermedad, entonces sólo puedo reprimir. Y no se acaba nunca.

Un ejemplo: la situación en Oriente Medio, donde nadie quiere plantearse el problema. Pero si sigo reaccionando, no hago más que fabricar terrorismo.

Luego está el diálogo. Un día, alguien me dijo: ¿cómo es posible dialogar con esa gente? Le respondí: ¿cómo hicieron los Estados Unidos para dialogar con Osama Ben Laden? ¿Cómo hicieron para abrir el diálogo con China a la que año tras año se le había condenado porque no respeta los derechos del hombre? En un determinado momento se buscó crear relaciones con China para introducirla en la red del mercado mundial. ¿Por qué? Porque para hacer mercado hay que ser dos. Antes se decía, sin China yo tengo más trabajo. En un determinado momento se dejó de hablar de las condenas a muerte, de las ejecuciones, de los derechos del hombre. ¿Por qué? Porque China era necesaria. Los caminos del diálogo, directos o indirectos, siempre existen. Basta querer. Sin embargo, cuando el hombre opta por la guerra, renuncia al raciocinio para pasar a la fuerza de las armas. Es la derrota de la dignidad del hombre.


ROMA, 23 mayo 2003 (ZENIT.org)



miércoles, 18 de junio de 2008

EL EJERCICIO DE LA POLITICA

EL EJERCICIO DE LA POLITICA
A LA LUZ DE LA
DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

Curso 2007-2008


Introducción

Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón… La Iglesia se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia” (Concilio Vaticano II, Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, 1).

. A los miembros de esta Delegación de Acción Social y Caritativa (Cáritas Diocesana, Secretariado de Migraciones, Secretariado de Pastoral Penitenciaria, Comisión Diocesana de Justicia y Paz y Secretariado de Acción contra la Droga) y al Secretariado de Pastoral Obrera de la diócesis de Orihuela-alicante, nos preocupa el progresivo deterioro y devaluación de la política tanto a nivel provincial como del resto del Estado español. El ejercicio de la política es percibido en bastantes ocasiones más como una frustración para la mayoría de la población que como una oportunidad de crecimiento en justicia y libertad.

. Esta percepción bastante generalizada de la política choca frontalmente con la comprensión positiva que la Iglesia tiene de la misma: “La Iglesia alaba y estima la labor de quienes, al servicio del hombre, se consagran al bien de la cosa pública y aceptan las cargas de este oficio” (Concilio Vaticano II, Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, 75).

. Por eso, con este nuevo trabajo, queremos contribuir desde los criterios de la Doctrina Social de la Iglesia a rehabilitar el ejercicio de la política. Como en otras ocasiones hemos recordado, la Doctrina Social de la Iglesia es un hermoso y refrescante cuerpo doctrinal, aún insuficientemente conocido y practicado, pero capaz de generar un ejercicio más humanizador de la política.

. Desde nuestro trabajo cotidiano con los sectores más frágiles de nuestra sociedad, queremos recordar que, además de un ejercicio formalmente democrático, la política se rehabilita cuando pone todas sus energías al servicio de la dignidad sagrada de todo ser humano, especialmente del más vulnerable, y cuando busca honestamente el bien común. Lógicamente, también el ejercicio de la política está sujeto a discernimiento moral.

. Este trabajo, el cuarto de esta Delegación con similares características, pretende sobre todo tener en cuenta la situación actual de la política, tal y como es percibida por nosotros, e iluminarla con los criterios de la Doctrina Social de la Iglesia y, desde ahí, sugerir una serie de acciones que nos ayuden a avanzar en la compleja tarea de rehabilitar la política. Lo más propio de nuestro trabajo será, por tanto, la valoración moral de lo que acontece a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia.

  1. Situaciones más significativas en el ejercicio actual de la política y valoración inicial. El “ver”.

2.1. Democracia consolidada
  • Llevamos treinta años viviendo sin interrupción en un régimen de libertad y democracia. Hay ya varias generaciones de jóvenes y niños que no han conocido más que un régimen democrático.

  • Este largo y fructífero período democrático de la historia de España, que ha posibilitado nuestra total homologación con las democracias europeas, supone un activo considerable, que hemos de valorar y cuidar responsable y críticamente para seguir avanzando.

  • Es de justicia reconocer y alabar el buen hacer de miles de cargos públicos que durante estos treinta años de democracia han trabajado discreta y honestamente por el bien común y son también corresponsables del bienestar conseguido.

  • Podemos afirmar que nuestra democracia funciona con normalidad. En las páginas que siguen van a aparecer sobre todo sus lagunas y limitaciones porque la finalidad de este trabajo es contribuir humildemente a su identificación y superación.

2.2. Desencanto generalizado
  • En este momento, en nuestra tierra, según todas las encuestas y la propia apreciación, parece que lo que hoy impera es el escepticismo y el desencanto ante la política y los políticos: “no sé si votaré esta vez”, “no me convence ninguno”, “son todos iguales”, “todos van a la suya”… La mayoría de los ciudadanos dicen sentirse desilusionados por la política y los políticos. Se percibe en bastantes ambientes un claro menosprecio de todo lo relacionado con la política. Se tiene la sensación de una enorme distancia entre las preocupaciones de la ciudadanía y las de sus representantes políticos. ¡Qué lejos estamos de la época de la transición cuando se esperaba ingenuamente que la política democrática nos resolvería todos nuestros problemas!

  • No obstante, la situación es compleja, porque también podemos hablar de una sociedad muy politizada. Todos los asuntos importantes se “polarizan” y se simplifican inmediatamente, obligando a tomar partido sin favorecer análisis y matizaciones más profundos. Los medios de comunicación social tampoco son ajenos en muchos casos a esta polarización simplista de la sociedad.

  • En las últimas elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2007, hemos podido constatar de nuevo que los grandes asuntos, los asuntos de ámbito general y estatal, solapan en gran medida a los más próximos y cercanos a los ciudadanos.

2.3. Bajos niveles de participación

  • A la sociedad alicantina le gusta asociarse, tiene un alto índice de asociacionismo civil. Sin embargo, se presenta atomizada en miles de pequeñas asociaciones, poco influyentes en la configuración de la sociedad, poco preocupadas por lo común y muy atareadas en la gestión de su pequeña porción. Además, su funcionamiento económico provoca en muchos casos una clara dependencia de las subvenciones de la administración pública

  • El asociacionismo explícitamente político y la praxis diaria de participación política son escasos. La democracia se reduce para la mayoría de la población a ir a votar cada cuatro años. Hay muy pocos espacios que favorezcan el análisis, la reflexión y el sentido crítico sobre las cuestiones de fondo.

  • Hoy se habla ya de la democracia de audiencia, es decir, de la democracia convertida en espectáculo mediático, donde cuenta más el personalismo del líder que el programa que defiende o el partido al que pertenece. Los mítines políticos son cada vez menos frecuentados y se organizan más pensando en su reflejo en los medios de comunicación social que en los “fieles” que asisten a los mismos.

  • Se percibe una preocupante presencia de la abstención en las diferentes consultas electorales. En las pasadas elecciones municipales la abstención en el conjunto de la provincia ha sido del 32%, a lo que hay que añadir los votos en blanco y los nulos.

  • Sólo una mínima parte de los extranjeros residentes con derecho a voto (ciudadanos de la Unión Europea más Noruega) lo han ejercido en las pasadas elecciones municipales. Otros muchos inmigrantes, incluso los que se encuentran en situación regular, no tienen esa posibilidad, a pesar de contribuir con su trabajo y sus impuestos al desarrollo y progreso de esta sociedad.

2.4. Déficit de planteamientos éticos

  • Se vive hoy la democracia en muchos casos bajo la mera mecánica aritmética (la mayoría suficiente), estando determinado de antemano el resultado de la mayoría de los debates. Apenas si hay acogida de las propuestas e ideas de los unos en las decisiones de los otros.

  • Se corre el riesgo de pensar que lo formalmente democrático coincide sin más con lo ético o moral. Como si lo democrático agotase toda pregunta sobre la moralidad. “Los interrogantes que se plantean en la sociedad a menudo no son examinados según criterios de justicia y moralidad, sino más bien de acuerdo con la fuerza electoral o financiera de los grupos que los sostienen” (Juan Pablo II, encíclica Centesimus Annus, 47)

  • Parece hoy evidente la hegemonía del capital y lo financiero sobre la mayoría de las decisiones políticas. No importa tanto en la práctica qué partido gobierna, sino qué cosas, qué intereses, qué “valores” dirigen la sociedad. Las instituciones democráticas son utilizadas muy frecuentemente por el poder económico. La independencia de la política frente a los gestores del capital es cada vez más difícil.

  • El equilibrio entre el Estado y la iniciativa social es siempre inestable. Ahora se tiende a aligerar cada vez más el Estado social privatizando nuevos servicios y acelerando la crisis del Estado del bienestar.

  • Los casos de corrupción, a menudo injustamente generalizados y tolerados sin excesivos reparos, enturbian aún más esta comprensión negativa de la actividad política y ponen de manifiesto una crisis de valores morales tanto en la ciudadanía como en sus representantes políticos. Los casos de transfuguismo político también ponen de manifiesto un claro déficit de planteamientos éticos en las personas que los protagonizan.


2.5. De espaldas a los más débiles y al futuro de la humanidad

  • Estamos instalados en unos comportamientos burgueses y neoliberales que se desarrollan, más allá de algunos gestos puntuales, de espaldas al Tercer Mundo y de espaldas también a los últimos de nuestra sociedad. Las leyes del comercio internacional y el lucro como motor principal de la actividad económica no cesan de provocar situaciones de injusticia que claman al cielo.

  • Es preocupante que las decisiones y promesas de nuestros políticos estén tan condicionadas por intereses electoralistas inmediatos que ignoren los efectos a corto y medio plazo de sus decisiones. En una sociedad con recursos escasos y limitados no es ya posible gobernar sin preocuparnos por la sostenibilidad de nuestro desarrollo.


2.6. Partidos políticos

  • Los partidos políticos, en su legítima búsqueda del poder, corren el riesgo de instalarse en una situación de permanente campaña electoral y descuidar otro trabajo más sosegado de formación, análisis, debates, elaboración de propuestas, canalización de las demandas de la sociedad… Estamos expuestos a una partitocracia que sufre la tentación de ahogar y utilizar la participación social. Por eso, amplios sectores de la ciudadanía no se sienten suficientemente representados en los partidos y candidatos que se presentan a las elecciones.

  • Siendo uno de los quicios sobre los que gira nuestra democracia, la mayoría de los partidos políticos tienen un funcionamiento insuficientemente democrático y participativo (p.e. escasez de militancia y vida interna, elección de candidatos, estructura piramidal, escasa acogida de la diferencia, guerras de familias, ausencia de transparencia económica…).

  • Los partidos políticos, especialmente los mayoritarios, están consiguiendo crispar y polarizar la convivencia, subrayando permanentemente las diferencias, minimizando las coincidencias y caricaturizando las posiciones del adversario. Lo que se lleva es más la descalificación del contrario que la presentación de propuestas. “Una sociedad que parecía haber encontrado el camino de su reconciliación y distensión, vuelve a hallarse dividida y enfrentada” (Conferencia Episcopal Española, Orientaciones morales ante la situación actual de España, 7).

  • Los partidos caen a veces en comportamientos partidistas o clientelistas (favores a los suyos) y tienen dificultades para reconocer y evitar los casos de corrupción. Tienden también a crear nuevos entramados de poder e influencia social (Fundaciones, Organizaciones No Gubernamentales, empresas vinculadas a su conglomerado ideológico…), pareciendo que buscan más el control de la sociedad que su servicio.

  • A veces la lucha partidista se prolonga en las instituciones básicas del Estado (p.e. el Tribunal Constitucional), dificultando el buen funcionamiento de las mismas y el ejercicio pleno de la división de poderes.

  • Se echa en falta una mayor flexibilidad para conseguir pactos en función de intereses y objetivos comunes. La integración de los inmigrantes, la defensa de la vida y la familia, la política urbanística, el agua, la educación, la lucha contra el terrorismo… se convierten muy a menudo en armas arrojadizas de unos contra otros; escasean los acuerdos y los ciudadanos están expuestos a excesivos cambios y tensiones dependiendo del partido que gane las elecciones.

  • Sobre la financiación de los partidos pesa una enorme nebulosa. Los partidos gastan en campañas electorales mucho más de lo que tienen (cuotas de sus militantes, subvenciones públicas…) y en algunas ocasiones han aparecido prácticas inmorales.


2.7. Democracia no confesional

  • La no-confesionalidad del Estado no es entendida por todos de la misma manera; el hecho religioso es valorado de muy diversa manera en la plaza pública; algunos pretenden reducir la fe a un asunto meramente privado, sin consecuencias públicas; lo religioso aparece en algunas ocasiones como sometido a sospecha. Después de bastantes años de una presencia discreta, lo religioso ha irrumpido con fuerza en la primera línea del debate político. Mientras unos acusan a la Iglesia de querer entrometerse donde no le corresponde y de añorar privilegios del pasado, otros acusan a algunos gobernantes actuales de desprecio y militancia anticatólica.


2.8. La identificación política de los católicos

  • La Iglesia Católica invita constantemente a sus miembros a valorar positivamente la actividad política; invita también a los seglares católicos a bajar a la arena de la política concreta. Sin embargo, la mayoría de los católicos sienten una lógica incomodidad a la hora de votar y militar en los partidos políticos. De entrada, ningún partido político es capaz de reflejar y defender todos los valores que se desprenden del Evangelio (p.e., la primacía de la dignidad de la persona humana, la defensa de la vida humana desde el origen hasta el final; el rechazo de la guerra, el terrorismo y la violencia; la opción preferencial por los pobres; la primacía del bien común; la defensa y el respeto de la naturaleza; la defensa y promoción del matrimonio y la familia; la defensa del derecho universal a la educación y el derecho a la libertad de enseñanza, el respeto del adversario y de las minorías, el poder concebido como servicio…). Cada partido subraya sólo alguno de estos valores y deja otros en la penumbra. Por eso, sería de desear que las opciones partidistas no se presentaran como excluyentes y totalizantes.

  • La presencia de los católicos en la vida política se percibe en la mayoría de los casos como muy poco “significativa”; muy a menudo no se percibe una aportación específica y original que brote de su fe en Jesucristo y del rico patrimonio de la Doctrina Social de la Iglesia. La mayoría de los católicos en la vida política se comportan, de facto, como si la fe fuera un asunto meramente privado (cf. Conferencia Episcopal Española, Orientaciones morales ante la situación actual de España, 48).


2.9. Independencia y colaboración

  • Resulta difícil mantener un justo equilibrio entre la independencia política de la Iglesia y la leal colaboración con la legítima autoridad política. Hay terrenos donde esa colaboración ha dado buenos resultados (p.e. en los municipios, en el campo de la enseñanza, en la conservación y restauración del patrimonio artístico, en la atención a inmigrantes y a menores marginados…), pero en otros está resultando muy costosa.

  • Unas veces se critica a la Iglesia por su excesiva identificación con un grupo político determinado o por una militancia activa sólo en algunos asuntos, y otras veces se la critica por su silencio y pasividad ante otras cuestiones también importantes.

  • La relación entre el Gobierno de España y la Conferencia Episcopal es muy poco fluida y no se alcanzan todos los acuerdos que la sociedad necesita.


  1. Valoración moral de esas situaciones desde la Doctrina Social de la Iglesia. El “juzgar”.

La doctrina social de la Iglesia… quiere servir a la formación de las conciencias en política y contribuir a que crezca la percepción de las verdaderas exigencias de la justicia” (Benedicto XVI, Dios es amor, 28).

Hacemos una llamada a cada uno de los cristianos y a todas las comunidades de la Iglesia que peregrina en España, para que sean altavoces vivos que den a conocer los principios, criterios y directrices de la enseñanza social de la Iglesia” (Conferencia Episcopal Española, Exhortación Pastoral “Para que tengan vida en abundancia”, 6)

Esas situaciones políticas, brevemente descritas en el capítulo anterior, provocan en nosotros insatisfacción, preocupación. Nos duele que la política no esté aportando al conjunto de la sociedad todos los elementos positivos que cabría esperar. Nos parece que el ejercicio de la política aquí y ahora es manifiestamente mejorable. Por eso, desde nuestra fe en el Dios de Jesucristo y teniendo muy presente la Doctrina Social de la Iglesia, sugerimos los siguientes criterios de discernimiento moral:


3.1. La persona humana, principio, sujeto y fin de la comunidad política

  • Toda institución, toda sociedad está al servicio de la promoción de la persona humana, llamada a tomar la palabra y a participar activamente en la búsqueda del bien común.

  • La realización integral del ser humano, su vocación, su dignidad y su responsabilidad es lo que está en juego en la política.

    • El principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la persona humana, la cual, por su misma naturaleza, tiene absoluta necesidad de la vida social” (Concilio Vaticano II, La Iglesia en el mundo actual, 25).

    • El orden social y su progresivo desarrollo deben en todo momento subordinarse al bien de la persona, ya que el orden real debe someterse al orden personal, y no al contrario” (Idem, 26).


3.2. Dignidad y nobleza de la acción política

  • La política es una actividad profundamente noble y valiosa; una sociedad que la desprecie se pone a sí misma en peligro.

  • La acción política tiene ante sí un formidable desafío: tender hacia una sociedad en la que cada ser humano reconozca a un hermano en todas y cada una de las personas.

  • La organización política existe por y para el bien común, el cual es más que la suma de intereses particulares, individuales o colectivos, a menudo contradictorios entre sí.

    • Los hombres, las familias y los diversos grupos que constituyen la comunidad civil son plenamente conscientes de su propia insuficiencia para lograr una vida plenamente humana y perciben la necesidad de una comunidad más amplia, en la cual todos conjuguen a diario sus energías en orden a una mejor procuración del bien común. Por ello forman comunidad política, según tipos institucionales varios. La comunidad política nace, pues, para buscar el bien común, en el que encuentra su justificación plena y su sentido y del que deriva su legitimidad primigenia y propia. El bien común abarca el conjunto de aquellas condiciones de vida social con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección” (Idem, 74).

  • La Iglesia habla de caridad “política” y la entiende como “el amor eficaz a las personas, que se actualiza en la prosecución del bien común de la sociedad” (Conferencia Episcopal Española, Los católicos en la vida pública, 60).

    • La Iglesia alaba y estima la labor de quienes, al servicio del hombre, se consagran al bien de la cosa pública y aceptan las cargas de este oficio” (Idem, 75).

    • De todo lo cual se deducen la responsabilidad, la dignidad y la importancia de los gobernantes” (Idem 74).

    • La dedicación a la vida política debe ser reconocida como una de las más altas posibilidades morales y profesionales del hombre” (Conferencia Episcopal Española, Los Católicos en la vida pública, 63).

  • Más aún, el ejercicio responsable de la política puede ayudar al cristiano a desarrollar convenientemente las virtudes teologales

    • Nosotros queremos subrayar aquí la nobleza y dignidad moral del compromiso social y político y las grandes posibilidades que ofrece para crecer en la fe y en la caridad, en la esperanza y en la fortaleza, en el desprendimiento y en la generosidad; cuando el compromiso social o político es vivido con verdadero espíritu cristiano, se convierte en una dura escuela de perfección y en un exigente ejercicio de las virtudes” (idem, 63)


3.3. Valor y límite de la democracia

  • La democracia es el modo más razonable de organizar una sociedad, el que mejor puede respetar la dignidad inviolable de la persona y los derechos humanos.

  • La democracia no colma plenamente las esperanzas de los hombres, pero en su modelo occidental, fundado sobre el equilibrio de poderes y sobre la soberanía de un pueblo de ciudadanos iguales en derechos, ella aparece como el modelo más humanizador de organización social, aunque haya de ser regenerada permanentemente.

    • La Iglesia aprecia el sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien sustituirlos oportunamente de manera pacífica… Una auténtica democracia es posible solamente en un Estado de derecho y sobre la base de una recta comprensión de la persona humana” (Juan Pablo II, encíclica Centesimus annus, 46).

    • La joven democracia española se siente –no sin razón- orgullosa de sí misma. Este es un sentimiento hasta ahora muy comúnmente compartido. Por su parte, la Iglesia reconoce y estima el modo democrático de organización de la sociedad según el principio de la división de poderes que configura el Estado de derecho” (Conferencia Episcopal Española, Moral y sociedad democrática, 34).

  • Pero la democracia no lo es todo; no se puede esperar que sólo la política democrática resuelva todos los problemas de la sociedad; se correría el riesgo de caer en una intromisión indebida si el Estado pretendiera asumir la responsabilidad directa del conjunto de las actividades cotidianas.

    • La democracia no es un sistema completo de vida. Es más bien una manera de organizar la convivencia de acuerdo con una concepción de la vida, anterior y superior a los procedimientos democráticos y a las normas jurídicas (Conferencia Episcopal Española, Orientaciones morales ante la situación actual de España, 53).

  • Además, es necesario no confundir lo democrático y lo ético. Lo ético va mucho más allá que lo estrictamente democrático. También las decisiones democráticas están sujetas a discernimiento moral.

    • Con frecuencia se habla de la democracia como si las instituciones y los procedimientos democráticos tuvieran que ser la última referencia moral de los ciudadanos, el principio rector de la conciencia personal, la fuente del bien y el mal” (Idem, 52).

    • Es un grave deber de conciencia no prestar colaboración, ni siquiera formal, a aquellas prácticas que, aun siendo admitidas por las legislación civil, están en contraposición con la ley de Dios” (Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 399).

  • Todo lo noble puede ser pervertido; también la acción política. La corrupción política atenta contra la nobleza y dignidad de la acción política y tiene consecuencia nefastas sobre el bien común.

    • Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia” (Juan Pablo II, Centesimus annus, 46).

    • Entre las deformaciones del sistema democrático, la corrupción política es una de las más graves porque traiciona al mismo tiempo los principios de la moral y las normas de la justicia social” (Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 411)


3.4. Protagonismo de la sociedad. El principio de subsidiariedad

  • El fomento del asociacionismo y de los cuerpos intermedios es una de las prioridades si queremos que la democracia funcione en buenas condiciones. La sociedad es anterior a la comunidad política.

    • Para actuar eficazmente en la vida pública no bastan la acción o el compromiso individuales. Una vida democrática sana cuyo verdadero protagonista sea la sociedad tiene que contar con una amplia red de asociaciones por medio de las cuales los ciudadanos hagan valer en el conjunto de la vida pública sus propios puntos de vista y defiendan sus legítimos intereses materiales o espirituales” (Conferencia Episcopal Española, Los Católicos en la vida pública, II; cf. OA 4).

    • Hoy es particularmente urgente esta doble tarea: construir y reconstruir el tejido social, animar y renovar los “cuerpos intermedios” en y por los cuales el hombre puede ser, participar y satisfacer sus justas exigencias” (Conferencia Episcopal Española, Los cristianos laicos, Iglesia en el mundo, 63).

    • La comunidad política está esencialmente al servicio de la sociedad civil y, en último análisis, de las personas y los grupos que la componen. La sociedad civil, por tanto, no puede considerarse un mero apéndice o una variable de la comunidad política: al contrario, ella tiene la preeminencia, ya que es precisamente la sociedad civil la que justifica la existencia de la comunidad política” (Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 418).

    • Una estructura social de orden superior no debe interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior, privándola de sus competencias, sino que más bien debe sostenerla en caso de necesidad y ayudarla a coordinar su acción con la de los demás componentes sociales, con miras al bien común” (Juan Pablo II, Centesimus annus, 48).

    • La comunidad política debe regular sus relaciones con la sociedad civil según el principio de subsidiariedad: es esencial que el crecimiento de la vida democrática comience en el tejido social” (Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 419).


3.5. Partidos políticos y cuerpos intermedios. El principio de participación.

  • La participación en la vida política es un derecho y un deber de todos.

    • La participación se expresa, esencialmente, en una serie de actividades mediante las cuales el ciudadano, como individuo o asociado a otros, directamente o por medio de los propios representantes, contribuye a la vida cultural, económica, política y social de la comunidad civil a la que pertenece. La participación es un deber que todos han de cumplir conscientemente, en modo responsable y con vistas al bien común” (Idem, 189).

  • Los partidos políticos no son un fin en sí mismo; son herramientas al servicio de la participación política y de la búsqueda del bien común.

    • Los partidos políticos tienen la tarea de favorecer una amplia participación y el acceso de todos a las responsabilidades públicas. Los partidos están llamados a interpretar las aspiraciones de la sociedad civil orientándolas al bien común, ofreciendo a los ciudadanos la posibilidad efectiva de concurrir a la formación de las opciones políticas. Los partidos deben ser democráticos en su estructura interna, capaces de síntesis política y con visión de futuro” (Idem, nº 413).

    • Los partidos políticos deben promover todo lo que a su juicio exige el bien común; nunca, sin embargo, está permitido anteponer intereses propios al bien común” (Concilio Vaticano II, La Iglesia en el mundo actual, 75).

  • La autoridad política tiene la noble misión de respetar y tutelar el protagonismo de las personas y cuerpos intermedios

    • La autoridad política debe garantizar la vida ordenada y recta de la comunidad, sin suplantar la libre actividad de las personas y de los grupos, sino disciplinándola y orientándola hacia la realización del bien común, respetando y tutelando la independencia de los sujetos individuales y sociales” (Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 394).


3.6. Cuando la verdad del ser humano anda en juego, la fe no es neutral

  • La fe en el Dios de Jesucristo tiene consecuencias sociales y políticas concretas. La fe no es un asunto meramente privado. Por ejemplo:

. La fe cristiana no es neutral frente a situaciones donde anda en juego el respeto a la dignidad de la persona, especialmente de la más vulnerable (“El sábado ha sido hecho para el hombre y no el hombre para el sábado, Marcos 2,27).

. La fe concibe el poder como servicio y no como dominación (“Entre vosotros, el más importante ha de ser como el menor, y el que manda como el que sirve”, Lucas 22,26).

. La fe defiende siempre el respeto del adversario (“Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. De este modo seréis dignos hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir el sol sobre buenos y malos, y manda la lluvia sobre justos e injustos”, Mateo 5,44-45).

. La fe apuesta por la apertura a lo universal frente a todo nacionalismo estrecho y frente a todo racismo (“Dios no hace distinción de personas, sino que, en cualquier nación, el que respeto a Dios y obra rectamente le es grato” , Hechos de Apóstoles 10,34-35).

. La fe insiste en el destino universal de los bienes de la tierra (“Si alguien que tiene bienes de este mundo ve a su hermano en necesidad y no se apiada de él, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?”, I Juan 3,17)


3.7. Opción preferencial por los pobres.

- El ejercicio de la política se dignifica también cuando procura responder a las necesidades y derechos de los más pobres de nuestra sociedad (el llamado Cuarto Mundo) y a las necesidades y derechos de los más pobres del planeta.

- En concreto, la lucha contra las causas del hambre y la pobreza en el mundo han de ser, al comienzo del tercer milenio, una prioridad en la agenda de toda la sociedad y de todos los agentes políticos.

“El principio del destino universal de los bienes exige que se vele con particular solicitud por los pobres, por aquellos que se encuentran en situaciones de marginación y, en cualquier caso, por las personas cuyas condiciones de vida les impiden un crecimiento adecuado. A este propósito se debe reafirmar, con toda su fuerza, la opción preferencial por los pobres” (Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 182).


3.8. Independencia y colaboración

  • La Iglesia valora la política y los partidos políticos, pero no se identifica plenamente con nadie; debe mantener frente a todos una distancia crítica. Desea colaborar con todos para el bien de la población, pero manteniendo siempre su independencia.

    • La iglesia y la comunidad política, si bien se expresan ambas con estructuras organizativas visibles, son de naturaleza diferente, tanto por su configuración como por las finalidades que persiguen. El Concilio Vaticano II ha reafirmado solemnemente que ´la comunidad política y la Iglesia son independientes y autónomas, cada una en su propio terreno´” (Idem, 424)

    • Aunque los proyectos sociales de los cristianos han de estar siempre inspirados en los valores del Evangelio, ninguno de ellos puede arrogarse ser traducción necesaria y obligatoria de la moral evangélica para todos los demás cristianos” (Conferencia Episcopal Española, Los Católicos en la Vida Pública, 76).

    • Los cristianos debemos conservar siempre una distancia crítica respecto de cualquier ideología o mediación socio-política para mantenernos fieles a la fe y no transferir al partido, al programa o a la ideología el reconocimiento y la confianza que solamente podemos poner en Dios, en su gracia y en sus promesas. Esta observación es particularmente importante, pues es difícil que alguien deje de estar influenciado por alguna ideología de un signo u otro” (Idem, 79).

  • La Iglesia no es un agente político más, no tiene ni competencia técnica propia ni poder institucional con finalidad política; pero la Iglesia, de acuerdo con su identidad, no es ni puede ser indiferente ante la búsqueda de una sociedad más justa y ente el ejercicio concreto de la política.

    • La Iglesia no puede ni debe emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa posible. No puede ni debe sustituir al Estado. Pero tampoco puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia… La sociedad justa no puede ser obra de la Iglesia, sino de la política. No obstante, le interesa sobremanera trabajar por la justicia esforzándose por abrir la inteligencia y la voluntad a las exigencias del bien” (Benedicto XVI, encíclica Dios es amor, 28).

    • La Iglesia comparte con los hombres de nuestro tiempo este profundo y ardiente deseo de una vida justa bajo todos los aspectos” (Juan Pablo II, Dives in misericordia, 12 b).

    • La Iglesia en su conjunto, como comunidad, no tiene competencias ni atribuciones políticas… La Iglesia no es y no quiere ser un agente político. Al mismo tiempo tiene un profundo interés por el bien de la comunidad política, cuya alma es la justicia” (Conferencia Episcopal Española, Orientaciones morales ante la situación actual de España, 47).


3.9. Especial responsabilidad de los fieles laicos

  • La vocación del laico se explicita también en la vocación política. La vida teologal del cristiano tiene una dimensión social y aun política que nace de la fe.

  • Los fieles laicos tienen el derecho y el deber de participar en la vida social y política de acuerdo con su conciencia y sus convicciones religiosas y morales (cf Idem, 48).

    • A los laicos corresponde, por su propia vocación, tratar de obtener el Reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios” (Concilio Vaticano II, constitución dogmática sobre la Iglesia, 31).

    • El cristiano laico en particular, formado en la escuela de la Eucaristía, está llamado a asumir directamente la propia responsabilidad política y social” (Benedicto XVI, exhortación apostólica El Sacramento de la caridad, 91).

    • El deber inmediato de actuar a favor de un orden justo en la sociedad es más bien propio de los fieles laicos” (Benedicto XVI, Dios es amor, 29)

    • En esta participación activa y responsable en la vida pública y política, los católicos actúan bajo su responsabilidad personal, son libres de escoger las instituciones y los medios temporales que les parezcan más adecuados y conformes con los objetivos y valores del bien común, tal como lo perciben con los recursos comunes de la razón y la iluminación que reciben de la revelación de Dios aceptada por la fe” (Conferencia Episcopal Española, Orientaciones morales ante la situación actual de España, 50).

    • Deseamos… animar a los católicos a participar activamente en la vida social y pública manteniendo la integridad de la fe y la coherencia de la vida cristiana” (Idem, 4).


3.10. Una misma fe, distintos compromisos políticos

  • De la misma fe en el Dios de Jesucristo, pueden derivarse distintos compromisos políticos. La Iglesia reconoce la legítima pluralidad y complementariedad de las opciones políticas de los católicos, pero no una pluralidad absoluta o indiscriminada. Esa pluralidad queda limitada por el respeto a los derechos y la dignidad de todas las personas y por una comprensión positiva de la apertura a la transcendencia. Ningún programa político puede pretender encarnar y agotar toda la novedad del Evangelio.

    • El cristiano debe reconocer la legítima pluralidad de opiniones temporales discrepantes y debe respetar a los ciudadanos que, aun agrupados, defienden lealmente su manera de ver” (Concilio Vaticano II, La Iglesia en el mundo actual, 75).

    • Si es verdad que los católicos pueden apoyar partidos diferentes y militar en ellos, también es cierto que no todos los programas son igualmente compatibles con la fe y las exigencias de la vida cristiana, ni son tampoco igualmente cercanos y proporcionados a los objetivos y valores que los cristianos deben promover en la vida pública” (Conferencia Episcopal Española, Orientaciones morales ante la situación actual de España, 50).


  1. Sugerencias de avance. El “actuar”.

A) Hacia una sociedad más participativa y crítica

    1. La creación de espacios y plataformas de reflexión, análisis, debate y elaboración de propuestas sobre los problemas que preocupan a la sociedad.

    1. El fomento de todo tipo de asociacionismo (los llamados cuerpos intermedios), que favorece la responsabilidad y la participación y dificulta el riesgo de abuso de unos pocos. El principio de subsidiariedad será siempre una garantía de la salud y calidad de nuestra democracia.

    1. La superación de un asociacionismo atomizado, favoreciendo la confluencia de asociaciones y trabajando conjuntamente objetivos más generales (presupuestos participativos, objetivos del Milenio...)

    1. La búsqueda de nuevas experiencias donde el ejercicio de la democracia política sea compatible con algunos pasos en el ejercicio de la democracia económica.

    1. En los medios de comunicación social se deben propiciar actitudes de transparencia informativa, respeto a las personas e instituciones, crítica constructiva e independencia política.


B) Hacia una comprensión positiva y una rehabilitación de la política

    1. Es muy recomendable una re-moralización (primacía de los valores) de la vida social y política, deslegitimando toda forma de corrupción política.

    1. El estímulo de actitudes y comportamientos democráticos: aprender a conocer y a reconocer al otro; privilegiar el debate sobre el combate; ejercitar el diálogo; hacer prevalecer la razón sobre la pasión; desterrar la descalificación del adversario, la mentira y la violencia…

    1. “Mandar obedeciendo”. El compromiso de las autoridades de escuchar, acoger y estudiar las sensibilidades y sugerencias de la población civil.

    1. La generalización de ciertas prácticas democráticas ya presentes en algunos lugares: los llamados presupuestos participativos, los Consejos Municipales de Participación, la intervención de la ciudadanía en plenos municipales y parlamentos, las iniciativas legislativas populares…

    1. La reforma de la ley electoral, después de un amplio debate y consenso social, teniendo muy en cuenta las experiencias positivas de otros países y las limitaciones y valores de nuestro actual modelo.

    1. La recuperación de la política del consenso y de los pactos, superando esquemas de enfrentamiento y polarización. La pluralidad política, bien articulada, es una riqueza y no una amenaza contra nadie.

    1. La cualificación del funcionamiento de los partidos, ayudándoles a cumplir con las obligaciones que les corresponden (análisis de la realidad, promoción de la participación, educación sociopolítica, defensa de los más débiles, elaboración de propuestas, transparencia económica…).

    1. Posibilitar legalmente y estimular la participación política tanto de los residentes extranjeros de la Unión Europea como de los inmigrantes económicos.

    1. La invitación a los medios de comunicación social a que den prioridad a la información y difusión de las buenas prácticas políticas, evitando dar demasiada cancha a las descalificaciones, exabruptos…

    1. El aumento de la sensibilidad hacia los pobres de aquí y del Tercer Mundo, incidiendo especialmente en las causas que provocan el hambre, la pobreza, la guerra, la injusticia…


C) Hacia una presencia más significativa de cristianos laicos en la vida pública

    1. El reconocimiento del compromiso político como “vocación” (llamada personal de Dios al servicio de la construcción de la sociedad a la medida del proyecto de Dios sobre el hombre).

    1. La intensificación de las ofertas de formación integral que preparen para el compromiso político, insistiendo en el diálogo fe-vida, fe-justicia, fe-verdad, fe-cultura.

    1. El reconocimiento y el acompañamiento eclesial a los fieles laicos comprometidos en el campo de la política, para que vivan la comunión eclesial y su compromiso signifique realmente los valores que brotan del Evangelio.

    1. El ejercicio de la crítica utópica


D) Una Iglesia que propone la novedad del Evangelio

    1. La mejor aportación que la Iglesia puede hacer a la construcción de la sociedad es la vivencia y el anuncio de la buena noticia de Jesucristo. Acoger y proponer honestamente a Jesucristo se convierte en fuente de utopía y humanización.

    1. Desde el reconocimiento de la autonomía de las realidades temporales, la Iglesia ha de estar atenta para aportar en cada circunstancia lo que más convenga (p.e. en tiempos de crispación y polarización, la Iglesia subrayará su condición de sacramento de unidad; en tiempos de pensamiento débil, la Iglesia se empeñará en la búsqueda apasionada de la verdad; en una sociedad que vuelve la espalda a los pobres, la Iglesia intensificará su opción preferencial por los pobres; en una sociedad muy materializada, la Iglesia educará en la apertura a la Transcendencia y en el valor de lo gratuito; en una cultura de la muerte, la Iglesia apostará decididamente por la vida; en una sociedad donde impera lo efímero y lo banal, la Iglesia invitará a centrarnos en lo permanente y esencial…).

    1. La Iglesia recuerda permanentemente que la construcción de una sociedad civil, basada en la justicia y en la dignidad inviolable del ser humano, es también vocación y responsabilidad de todos y cada uno de los cristianos.

    1. La divulgación y puesta en práctica de la Doctrina Social de la Iglesia (cf. Benedicto XVI, El Sacramento de la caridad, 91). “Para la Iglesia el mensaje social del Evangelio no debe considerarse como una teoría, sino, por encima de todo, un fundamento y un estímulo para la acción” (Juan Pablo II, Centesimus annus, 57).


  1. Epílogo.

Sto. Tomás Moro (1478-1535), político y humanista inglés, fue declarado por Juan Pablo II el 31 de octubre del año 2000 patrón de los políticos y gobernantes, a instancias del entonces presidente de la República italiana, Francesco Cossiga, y de numerosos parlamentarios y políticos de diferentes países.

En su obra más famosa, Utopía, plasmó Sto. Tomás Moro su sueño de una sociedad ideal. Ojalá que su intercesión nos ayude a avanzar en la noble tarea de mejorar nuestra sociedad; ojalá que su testimonio nos anime a cualificar el ejercicio de la política aquí y ahora; y ojalá que este trabajo sea una ocasión para volvérnoslo a plantear.



Delegación de Acción Social y Caritativa y Secretariado de Pastoral Obrera

Diócesis de Orihuela-Alicante.
Enero 2008