miércoles, 25 de julio de 2007

Para el desarrollo hace falta el buen gobierno

El informe del Banco Mundial sobre gobernanza señala mejoras en varios países africanos

Firmado por Aceprensa Jide Martins Fecha: 25 Julio 2007

El buen gobierno eleva el nivel de desarrollo de un país, y medir aquel es posible. Son las dos grandes conclusiones de la publicación del informe Governance Matters, 2007: Indicadores de la gobernabilidad en el ámbito mundial 1996-2006, realizado por un grupo de investigadores del Banco Mundial.

El informe está concebido como un instrumento para luchar contra la corrupción y favorecer el desarrollo. El mejoramiento de la gobernanza permite atacar la pobreza y elevar los niveles de vida, y el aumento de nivel de vida se debe al buen gobierno más que al revés. Para el Banco Mundial, una buena gobernanza es fundamental para reducir la mortalidad infantil, el analfabetismo o la desigualdad. Además, hace más intensa la eficacia de la ayuda al desarrollo y de los proyectos financiados por este organismo. Y Governance Matters refleja expectativas alentadoras por los avances en esta materia de varios países en desarrollo, incluyendo los de África.

El informe parte de 33 fuentes de datos para ofrecer el nivel de 212 países y territorios en seis indicadores: voz y rendición de cuentas (que refleja el grado de libertades políticas fundamentales); estabilidad política y ausencia de violencia; efectividad gubernamental (el nivel de los servicios públicos, la independencia del gobierno, la calidad de la formulación y desarrollo de sus políticas y la credibilidad de su compromiso con ellas); calidad regulatoria (la capacidad de formular y articular políticas y regulaciones que permitan y promuevan el desarrollo del sector privado); cumplimiento de la ley y control de la corrupción.

Entre las conclusiones más significativas está que algunos países de África, como Kenia, Níger y Sierra Leona, han registrado grandes mejoras en el indicador de libertad de expresión y rendición de cuentas, y otros como Argelia y Liberia han consolidado el Estado de derecho. Argelia, Angola, Libia, Ruanda y Sierra Leona han mejorado su estabilidad política, y Tanzania el control de la corrupción en el decenio estudiado. También es destacable que una docena de países (entre los que aparecen Chile y Costa Rica) han logrado mejor puntuación en las principales dimensiones del estudio que países más desarrollados como Grecia o Italia. En cualquier caso, en lo que se refiere a la media mundial, no se han producido grandes mejoras en la gobernanza, aun habiendo mejoras en varios países. Los indicadores muestran deterioros en lugares como Zimbabue, Costa de Marfil, Bielorrusia o Venezuela.

Los datos se basan en opiniones de decenas de miles de personas de todo el mundo, incluidos numerosos especialistas que trabajan en distintas ONG y miembros de los sectores público y privado. John Githongo, ex secretario permanente para cuestiones de gobernanza y ética en la Oficina de la Presidencia de Kenia, ha señalado que este documento “tira por tierra la repetida afirmación de que no se pueden medir con precisión estos temas y, por lo tanto también que los gobiernos, la comunidad de ayuda al desarrollo, la sociedad civil y los medios de comunicación no pueden dar un uso positivo a las lecciones derivadas de esta medición”. El director de la Oficina Central de Estadística de Israel y profesor de economía, Shlomo Yithzaki, reconoce también haber estado en el error al pensar que la gobernanza no era mensurable. Para él, el informe “constituye la manera más avanzada de elaborar indicadores periódicos de gobernabilidad que pueden servir a los analistas de políticas y a las autoridades que toman decisiones”.

El informe concluye que cuando se pone empeño en las medidas de reforma, las mejoras en la gobernanza se producen con relativa rapidez, tal y como demuestran desde 2002 países como Ucrania, Kenia o Liberia, en libertad de expresión y responsabilidad, y Angola y Argelia en materia de estabilidad política. La información detallada puede consultarse en www.govindicators.org. ACEPRENSA.

Buenas noticias de Nigeria

Lagos. Un ejemplo de mejora en limpieza de la vida política y en el imperio de la ley es el registrado recientemente en Nigeria, donde por desgracia abundan los abusos y la corrupción. Pero también hay noticias esperanzadoras que sin embargo no encuentran eco en los medios occidentales. Un caso de estos es el de Peter Obi, gobernador del estado de Anambra, que llevaba más de cinco años luchando por sus derechos y que acaba de conseguir la victoria en el Tribunal Supremo, frente a los poderosos y sus atropellos.

Las elecciones en Nigeria están todavía controladas por el partido en el gobierno a través de la Comisión Electoral Independiente (es un decir), la policía y, si hace falta, el ejército. En las elecciones de 2003, la Comisión Electoral dio por bueno un fraude y proclamó gobernador de Anambra al candidato del partido oficial, en vez de al verdadero vencedor de los comicios, Peter Obi. Obi, abogado y católico practicante, decidió no organizar manifestaciones ni acto violento alguno. Fue a los tribunales y perseveró hasta que obtuvo veredicto a su favor casi al final del mandato electoral de cuatro años.

Una vez instalado como gobernador, el presidente Obasanjo logró deponerlo a través de sus caciques en el estado. En las pasadas elecciones de abril, el candidato del partido en el gobierno, amigo del presidente y notoriamente corrupto, concurrió a las elecciones con una impresionante campaña mediática. La Comisión Electoral no permitió a Obi ni siquiera presentarse y dio la victoria al candidato oficialista, que sin embargo no duró más de un mes en el cargo de gobernador. El Tribunal Supremo dio la razón a Obi: su destitución fue declarada anticonstitucional y nula. Obi es hoy el gobernador legítimo en el estado de Anambra.
Jide Martins.

lunes, 23 de julio de 2007

10 PUNTOS SOBRE LA LAICIDAD

1. La laicidad se entiende hoy como ámbito público de la razón neutra de absolutos

Hoy se tiende a concebir la laicidad como el ámbito de la sola razón, o sea, de la razón que considera la fe religiosa como irracional y por lo tanto no digna de entrar en el debate público. La consecuencia es la reducción de la religión a secta y una tolerancia que equipara entre sí a todos los dioses. La laicidad como neutralidad de los absolutos acepta la religión sólo según tres modalidades: como hecho privado, como secta en el mercado de los sentimientos religiosos, como vaga y genérica mística. Las tres modalidades niegan a la religión una dimensión pública.

2. Esta laicidad neutra de los absolutos es a su vez un absoluto

Esta concepción de la realidad rigurosamente racional tiene su propia absolutidad, la absolutidad del conocimiento racional, la tesis de la exclusiva validez del conocimiento científico y, como consecuencia, se convierte en contestación de la absolutidad religiosa. La laicidad que pretende ser neutra de los absolutos es a su vez una opción absoluta, un dogma.

3. Pero una razón absoluta es imposible

La razón que quiera permanecer fiel a sí misma, o sea, auténtica razón, no puede renunciar a la propia relación con la fe. Si la razón no se abre a la fe, absolutizándose así ella misma, no es por motivos racionales, sino o por una forma de fideísmo de la razón o por una forma de racionalismo de la fe, esto es, una razón que se convierte en religión laica y una religión que se convierte únicamente en gris ética social.

4. El rechazo político del cristianismo es también rechazo de la razón

Rechazando el cristianismo, el Estado occidental rechaza también la razón que el cristianismo llevaba consigo y se entrega así a los dioses. El cristianismo no se remite a las divinidades del mito, sino al Dios como único ser y verdad del Logos griego. El Dios cristiano no es, sin embargo, sólo verdad; es también amor. Pero el hecho de que sea amor no suprime su ser verdad. «Subsiste una primordial identidad entre verdad y amor». De este modo el cristianismo unifica la verdad y la vida. No puede prescindir de la verdad, y en esto asume las exigencias racionales, pero no acepta la separación entre verdad y vida que la razón, sola, querría proponer.

5. La «autolimitación» de la razón absoluta

La laicidad como razón pública que quiere eliminar la propia relación con la fe se somete a un inevitable proceso. Tiende a ser absoluta, pero para ser absoluta debe limitar el sentido y el ámbito de la propia verdad. Si se mantuviera abierta a lo trascendente, no podría decirse absoluta. Para hacerlo debe reducir su propia pretensión de verdad, a fin de poderse jactar en sí misma de un saber absoluto. La conclusión es la reducción de la verdad a los mínimos términos de cuanto se puede probar con los experimentos.

6. De la razón absoluta a la «dictadura del relativismo»He aquí la transición de una razón absoluta, así entendida, a la «dictadura del relativismo».

De cualquier verdad que no sea fruto de cálculo o experimento, la laicidad positivista asume una actitud de duda dogmática. Su única certeza es la duda; duda de todo, excepto de la propia dubitación. De este modo proclama el relativismo, pero lo proclama dogmáticamente, como el último dogma que queda tras la desconstrucción de la verdad, por lo tanto como última y definitiva verdad. El hombre ya no admite instancia moral alguna fuera de sus cálculos y así los deseos se transforman en derechos.

7. La «auto-autorización» del actuar humano, o sea, el nihilismo de la técnica

Si la medida del hombre es su capacidad estamos en el nihilismo de la técnica y el hombre puede «auto-autorizarse» a hacer todo lo que sea capaz de hacer. La constatación de que la dictadura del relativismo lleva al nihilismo de la técnica decreta la insostenibilidad de una laicidad desgajada de la trascendencia. Se dice que la verdadera laicidad es la que no sólo admite o tolera la trascendencia, sino que también siente su necesidad y la promueve. En el plano de la praxis política concreta, la verdadera laicidad asume dos actitudes fundamentales:
a) no pide a los creyentes que se despojen de su fe cuando participan en el debate público para asumir las únicas vestiduras de la razón;
b) no concede liberad de palabra sólo a los individuos creyentes, sino también a las comunidades religiosas como tales. Esto, desde el punto de vista de la política, significa reconocer a la comunidad religiosa el derecho de ser sujeto de cultura social y política.

8. La laicidad tiene necesidad de trascendencia

Si sólo una laicidad que no excluya la trascendencia puede ser verdaderamente laica, entonces, al menos, la laicidad debe razonar «como si Dios existiera».

9. No todas las religiones garantizan por igual la apertura a la trascendencia

No todas las religiones son adecuadas por igual para garantizar a la política la necesaria trascendencia. Una religión como el budismo, por ejemplo, que propone la disolución de la persona en el uno-todo, es menos capaz de garantizar en sentido trascendente los derechos de la persona que una religión como la cristiana, para la cual el encuentro con Dios será un encuentro personal. Es interés de la laicidad no caer en el «lo mismo da» [en el ámbito religioso].

10. La laicidad, el cristianismo y Occidente

El concepto de laicidad existe sólo en Occidente. Pero precisamente aquí, en Occidente, la laicidad ha asumido los caracteres de la dictadura del relativismo. Sólo aquí en Occidente, por lo tanto, puede ocurrir que la laicidad supere los rasgos de la dictadura del relativismo y se reabra a la trascendencia. Dado que, sin embargo, no todas las religiones son capaces de permitir a Occidente realizar esto en armonía con sus mejores conquistas, sino sólo el cristianismo, es evidente que Occidente no puede permitirse cortar los puentes con el cristianismo. La laicidad no es posible sin el cristianismo. Ciertamente el cristianismo no coincide con Occidente, pero si Occidente corta sus vínculos con el cristianismo, se pierde también de vista a sí mismo. Abriéndose indiscriminadamente a todo cuanto es externo, ya sin confianza en sí mismo y sin contar con el vínculo con el cristianismo, Occidente ya no logra integrar nada, tampoco en sí mismo.

[Traducción del italiano por Zenit]

jueves, 12 de julio de 2007

Lobby anti embriones

Por Natalia López Moratalla en www.alfayomega.es 12/07/07

Han pasado 5 años desde que se lanzaran falaces promesas de curación a colectivos de enfermos, mediante las células madre obtenidas de la destrucción de embriones humanos sobrantes. Se engañó a millones de enfermos diciéndoles que se les podría ayudar, y se forzaron las reformas legales para hacerse con los embriones y procurar que sobraran bastantes. Muy pronto se supo que nunca servirían para curar, pero se ocultó. Se alargaron los plazos, se dijo que los prejuicios religiosos impedían investigar, y se concedieron millones de euros a los centros promovidos y dirigidos por el recién nombrado ministro de Sanidad.

Al amparo de la revista Nature, casualmente galardonada estos días con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, nace el lobby pro células embrionarias, bandera política en las elecciones pasadas. El objetivo es bien definido: no permitir que la investigación con embriones se debata en la comunidad científica, sino mantenerla como arma de ataque contra la Iglesia y los católicos.

Desde el inicio se prevé que, en el hipotético caso de que se llegasen a usar las células madre embrionarias, éstas serían rechazadas por el paciente. El trabajo se centra en la transferencia nuclear (conocida como clonación terapéutica ), a fin de conseguir células embrionarias de un embrión clónico del paciente. España se lanza a crear bancos de células, y a aprobar a la ligera una Ley de Investigación Biomédica que abre de par en par las puertas a la clonación terapéutica y legaliza la donación de óvulos, como si no fuera algo grave y peligroso para las donantes. Ley que parte del error de que «la investigación con gametos, embriones o células embrionarias se ha hecho imprescindible».

Y esto a pesar de que, en mayo de 2005, la otra revista galardonada, Science, publicara el trabajo del equipo del investigador surcoreano Hwang, que resultó ser un fraude. No sólo no se habían conseguido líneas celulares de los supuestos clones, sino que había usado unos 2.200 óvulos humanos sin resultados. No bastó para reconocer el fracaso del lobby. Se traen a los fracasados clonadores Miodrag Stojkovic a Valencia, y José Cibelli a Granada, a la espera de que entre en vigor la ley que les permita abundancia de óvulos de chicas jóvenes.

Aún falta el final: Nature se echa atrás el 7 de junio, reconociendo que no es factible la clonación terapéutica. Crea una nueva revista para retirarse de la apuesta con disimulo y propone que, en vez de óvulos para crear clones del paciente, se usen embriones ya generados para cambiarles la dotación genética. De momento, el resultado ha sido cero. Pero ya se apresuran a comprar los embriones sobrantes para seguir intentándolo. No hace ninguna falta hacerlo, pero la obsesión por los embriones se ha hecho patológica. Urge que el poder político nos deje trabajar a los científicos en la búsqueda de auténticas soluciones con células del mismo paciente. Va muy bien este trabajo. Merece apoyo y respeto; también lo merecen los enfermos y sus familias.

miércoles, 11 de julio de 2007

BERNAT SORIA SIN BATA BLANCA

Por Ignacio Aréchaga en www.aceprensa.com
“Soy un modesto trabajador de laboratorio”, aseguraba Bernat Soria en 2002, cuando estaba en abierta lucha con el Ministerio de Sanidad del gobierno del PP para defender su investigación con células madre embrionarias. Hoy es el nuevo ministro de Sanidad del gobierno socialista, y parece muy satisfecho de haber cambiado la bata blanca por la cartera política.

En la época del gobierno del PP, Bernat Soria defendía con pasión la necesidad de investigar con células madre procedentes de embriones humanos, como el camino más adecuado para tratar enfermedades todavía incurables. Él estaba investigando la curación de la diabetes y había trasplantado células madre embrionarias a ratones con diabetes inducida, y aparentemente había logrado eliminar en ellos los síntomas de la enfermedad. Bernat Soria esgrimió estos resultados para justificar la utilización de células madre embrionarias humanas. Incluso movilizó a la Federación de Diabéticos, asegurándoles que sus esperanzas de curación estaban siendo arruinadas por motivos ideológicos o religiosos.

Luego vino un jarro de agua fría, no del gobierno ni de la Iglesia sino de biólogos de Harvard, que, en un artículo publicado en Science, concluían que las células especializadas obtenidas a partir de células madre no producían realmente insulina, como se había creído, sino que absorbían esa hormona del medio circundante. Normal. La ciencia procede por métodos de ensayo y error. En cualquier caso, el tratamiento para la diabetes aún no estaba al alcance de la mano y las promesas anunciadas por Bernat Soria eran prematuras.

En los años siguientes, se han extendido los ensayos clínicos con células madre adultas en distintas enfermedades, mientras que no se han podido diseñar ningún tratamiento experimental con células madre procedentes de embriones.

Pero Soria siguió siendo el paladín de la investigación con embriones humanos. Con su notoriedad mediática, amenazaba con llevarse sus investigaciones fuera de España, a Singapur. Si una vez más España decía “que inventen ellos”, Bernat Soria no se pararía. Si los políticos no le permitían investigar, él no renunciaría a la ciencia. Él solo quería investigar sin trabas, encerrarse en su laboratorio.

Cuando el gobierno del PP autorizó, aun con restricciones, las investigaciones con células madre procedentes de embriones sobrantes de la fecundación in vitro, Soria tanteó a distintas administraciones socialistas. Y finalmente se decidió por la oferta de Andalucía, donde dirige desde 2005 el Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa.

Ahora ya lo tenía todo: un instituto de investigación, un equipo, financiación generosa y una Ley de Investigación Biomédica recién aprobada, que permite la clonación “terapéutica” y la utilización de embriones humanos como material de laboratorio. ¿Qué más podía pedir para sus investigaciones?

Pero entonces recibió la llamada de Rodríguez Zapatero y “si tú me dices ven, lo dejo todo”. Un hombre que parecía dispuesto a saltar por encima de cualquier obstáculo para continuar sus investigaciones, no ha resistido la llamada del político. No han sido las trabas legales, ni religiosas, ni financieras las que le han apartado del laboratorio, sino el atractivo del poder. Y quien solo quería observar por el microscopio, mira hoy sin pestañear hacia las cámaras.
Pero no es que haya dejado la ciencia por la política. En la política hace mucho que estaba, con su pretensión de cambiar las leyes y sus declaraciones de corte ideológico. Pero ahora podrá seguir haciendo política a tiempo completo.

Soria ha asegurado que el programa de investigación con células madre para el que le fichó la Junta de Andalucía no se parará. Su aportación personal, aun disminuyendo en cantidad, “ganará en calidad” desde su sillón de ministro. Por supuesto. Donde esté el BOE que se quite Science.

viernes, 6 de julio de 2007

Bernat Soria: ¿Ciencia o demagogia?

El nombramiento de Bernart Soria como nuevo Ministro de Sanidad, despierta la indignación de todos los que amamos la vida y apostamos por la dignidad de la persona.
Es por esto que hemos rescatado este artículo publicado hace unos años en Forum Libertas. A pesar de ello, de rabiosa actualidad.


Josu de la Varga

Sábado, 11 de diciembre de 2004
www.forumlibertas.com

Natalia López Moratalla, catedrática de Bioquímica y Biología molecular de la Universidad de Navarra, cuestiona la credibilidad del científico que liderará la investigación embrionaria en el nuevo centro de líneas celulares de Andalucía, y afirma que las células procedentes de embriones reales han demostrado no servir para curar.

El pasado 24 de octubre, el diario EL PAÍS publicaba una información basada en los argumentos expuestos por el director del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández, Bernat Soria, en dos clases de los cursos de formación continua organizados por ese periódico, sobre la llamada clonación terapéutica y las células madre embrionarias. Soria, científico que liderará el proyecto de medicina regenerativa impulsado por la Junta de Andalucía, es también uno de los máximos defensores en España de la investigación con embriones, que acaban destruyéndose, para obtener células estaminales.

La mayoría de las afirmaciones son esgrimidas por Soria en el artículo Razones contra un tabú. Bernat Soria expone argumentos científicos y éticos para aprobar la clonación terapéutica que generan serias dudas de fiabilidad, si nos atenemos a los argumentos que exponen los científicos que estudian la viabilidad de las células madre adultas, las únicas que han podido demostrar hasta ahora ser útiles en tratamientos terapéuticos. Cabe recordar que el actual debate dentro de la comunidad científica sobre la utilización de células estaminales embrionarias, en contraste con los estudios que fomentan el uso de las células adultas extraídas del propio paciente, tiene su razón de ser en las inmensas posibilidades que ofrecen de cara al futuro las células madre en los tratamientos terapéuticos de enfermedades degenerativas, como el Alzheimer, el Parkinson, la diabetes e incluso el cáncer.

Para contrastar las explicaciones de Bernat Soria y, al mismo tiempo, clarificar a la opinión pública y muy especialmente a todas aquellas personas afectadas por enfermedades degenerativas un tema tan importante como éste, ForumLibertas.com se ha puesto en contacto con Natalia López Moratalla, catedrática de Bioquímica y Biología molecular, del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina, en la Universidad de Navarra. Sus comentarios sobre cada una de las afirmaciones y pésimos y acientíficos argumentos de Soria (BS), con respecto al tema que nos ocupa, son de gran ayuda para entender hasta qué punto se está manipulando la información cuando se habla de las células madre y de las experimentaciones con embriones.
Las explicaciones de la experta catedrática de Bioquímica (NL) han sido elaboradas, según sus propias palabras, en un tono informal y lenguaje coloquial, evitando tecnicismos, para que sean entendidas por el gran público.

BS: Los argumentos en contra proceden fundamentalmente de los sectores próximos a la Iglesia católica, que creen que un óvulo fecundado es un ser humano de pleno derecho, y Soria está convencido de que esos argumentos son un completo error.
NL: Que es un ser humano, un individuo de la especie humana, lo dice la ciencia con todo rigor. Si un ser biológicamente humano carece de derecho, lo tendrá que argumentar quien lo niega sin razones.

BS: Soria considera que la clonación terapéutica debería llamarse transferencia nuclear con fines terapéuticos, que es la técnica que se usa para clonar, pero también para otros objetivos de gran importancia en la investigación biomédica.
El científico citó tres:
El primero y el más conocido es la terapia celular, o sustitución de los tejidos enfermos o dañados por otros cultivados en el laboratorio. El mejor ejemplo son los trasplantes de médula ósea, que sirven para el tratamiento de la leucemia y otras enfermedades muy graves... La clonación terapéutica (o mejor, la transferencia nuclear) resolvería el problema: podía tomarse una célula de la piel del paciente, extraerle el núcleo (que contiene el genoma completo) e introducirlo en un óvulo privado de su propio núcleo. El embrión resultante, que sólo se desarrolla una o dos semanas, sirve como fuente de células madre, y éstas podrán transformarse en médula ósea y trasplantarse al paciente. La compatibilidad es total.

NL: Aquí juega con la terminología y mezcla cosas. Efectivamente la clonación terapéutica debería llamarse transferencia nuclear a un óvulo con fines terapéuticos, que es una primera parte de la técnica que se utiliza para clonar... si no se hace la segunda parte, que es reprogramar el núcleo transferido al óvulo, el resultado no es clonar un individuo, pero también pueden hacerse transferencias nucleares a otras células que no tienen que ser necesariamente óvulos para otros objetivos de posible gran importancia en la investigación biomédica.
También hay que hacer matices cuando se refiere a la terapia celular, o sustitución de los tejidos enfermos o dañados por otros cultivados en laboratorio. El mejor ejemplo son los trasplantes de médula ósea de adulto, para tratar la leucemia y otras enfermedades.
Y vamos a esta última afirmación: la clonación terapéutica resolvería el problema: podía tomarse una célula de la piel del paciente, extraerle el núcleo (que contiene el genoma completo) e introducirlo en un óvulo privado de su propio núcleo. El embrión resultante, que sólo se desarrolla una o dos semanas, sirve como fuente de células madre, y éstas pueden transformarse en médula ósea y transplantarse al paciente. La compatibilidad es total.

Esto es un cuento chino. Las células procedentes de embriones reales han demostrado no servir para curar. No son controlables ni para investigar, porque no son estables. Las procedentes de un embrión clónico no tendrían rechazo inmunológico, ya que la información genética es del mismo paciente, pero no sirven para curarle. Es tan cuento chino que, por ahora, no se sabe clonar. Sólo se realiza la primera parte de transferir un núcleo a un óvulo, pero no reprogramarlo para que se desarrolle como lo hace un individuo en etapa embrionaria.
Supongamos que logran un embrión clónico (los coreanos lograron un puñado de células, no un verdadero embrión humano clónico); ¿cómo piensa que nos vamos a creer que tiene la más mínima posibilidad terapéutica? A cada paciente se le hace un clon (de momento hay que poner en el tapete unos 100 óvulos de donantes fértiles y jóvenes). De ese embrión clon que se destruye se toman las células de la masa celular interna (pon sobre el tapete 20 o más embriones clónicos). Después, que las células se diferencien, se controle su crecimiento, etc. Y... ¿transferirlas al paciente? No se lo cree nadie, y menos él.

BS: El segundo argumento es que la transferencia nuclear es una herramienta de enorme valor para el estudio del cáncer. Muchos cánceres no se deben a que los genes hayan mutado, sino a que se han inactivado por factores externos al ADN. Una de las técnicas más poderosas para estudiar este fenómeno es tomar el núcleo de una célula cancerosa e introducirlo en un óvulo. Nuevamente no se trata de clonar a nadie, sino de obtener información crucial sobre las causas de los cánceres.
NL: Mentira. Esto no es importante ni necesario. Y dudo que sirviera para averiguar algo sobre el cáncer. En todo caso, no es racional un método de investigación que exija partir de óvulos humanos: ¡protesta de las mujeres convertidas en conejillos de indias!

BS: El tercer argumento es que la transferencia nuclear, y la posterior obtención de células madre, sería una valiosa herramienta para estudiar aspectos muy básicos de la biología humana. Muchos experimentos que no se pueden hacer en una persona podrían hacerse en las células madre, incluida buena parte de los ensayos de nuevos medicamentos, y de los efectos que un fármaco tiene sobre personas de distinta composición genética.
NL: Concedamos que sirva para algo. Pero, dos cosas: Una, que se pueden hacer con muchas otras células esos estudios. Dos, que hay modos de obtener células madre del tipo embrionario por transferencia nuclear sin crear un embrión.

BS: Soria refutó todas las objeciones católicas a la transferencia nuclear. Un embrión de 2 semanas es una pelota de células sin el más mínimo vestigio de un sistema nervioso, no digamos de un cerebro.
NL: La definición de individuo de una especie no viene de que ya tenga el cerebro sino de que posee el patrimonio genético propio de la especie, y ese material genético está en el estado que le corresponde a esa etapa inicial.

BS: Incluso en condiciones naturales, el 75 por ciento de estos embriones se pierden en el útero.
NL: Una nueva mentira: esas pérdidas sólo se dan cuando ellos producen in vitro los embriones.

BS: Y ni siquiera es cierto que la fecundación de un óvulo produzca un genoma humano y, por tanto, una persona en proyecto: El óvulo fecundado tiene un genoma y medio.
NL: Una afirmación de ese calibre de error no permite aprobar una biología del más bajo de los niveles.

BS: Una célula de la piel sí tiene un genoma completo, y las matamos por miles cada vez que nos rascamos.
NL: Aparte de basto, es humillante para el más mínimo nivel de cultura general que trate a la gente de analfabetos. ¿Desde cuándo una célula de la piel o de los riñones ha sido un individuo? ¿A cuántos de nosotros mismos matamos con un rascón?